Los granates llegaron al descanso con un 0-2 pero después se le complicó el partido con la expulsión de Aicart
19 oct 2009 . Actualizado a las 11:17 h.Con diez jugadores durante cincuenta minutos, el Pontevedra consiguió su cuarta victoria de la temporada, segunda lejos de Pasarón. Ya son dos triunfos consecutivos de los gallegos, y estos puntos le acercan a los puestos de privilegio. Además, repite triunfo como la temporada anterior, aunque aquella resultó mucho más fácil, pues fue un cómodo cero a tres. Mientras, los rojiblancos vuelven a caer en Lezama y se acomodan en la zona media de la clasificación.
Con mucho calor al inicio del encuentro, pero con el campo regado y rápido, unos y otros querían el balón. El choque comenzó muy parejo. Roberto Aguirre, técnico del Pontevedra, incorporó a Baquero e Iván Cruz por Vázquez y Nevado, respecto al equipo que derrotó al Barakaldo en la jornada anterior.
Aicart, único pivote
Pepe Aicart se colocó como único pivote por delante de la línea defensiva y, ayudado por Adrián Cruz y Santi Amaro, intentaba dar salida a un conjunto que tocaba el esférico y lo tocaba en corto. Enfrente, los cachorros vizcaínos, tampoco regalaban nada y además su fútbol es como les pide Luis de la Fuente, de toque igualmente.
Pero ninguno de los dos creaba más peligro que el otro que un par de saques de esquina que botaron respectivamente.?Abonados todos a la seriedad y sin apenas fallos, parecía difícil que se moviera el marcador. Fue un espejismo. Entonces apareció por su banda Noel Alonso y, tras unos escarceos con la zaga local, templó al segundo palo un envío de empujar. Allí estaba el capitán, Charles, el que más saltó, y su remate con la testa al otro poste fue inalcanzable para la estirada del cancerbero local Yago. Abría el luminoso con su tercer tanto de la temporada y poco después volvería a ser protagonista.
El equipo se creció
Por momentos se crecieron los gallegos, que ahora dificultaban mucho más el juego de los bilbaínos, que sudaban mucho para acercarse a las inmediaciones del área de Orlando Quintana.
Solo a balón parado, donde el omnipresente Íñigo Pérez lanzaba con su guante en la zurda, pusieron a prueba al seguro cancerbero del Pontevedra. También lo intentarían Julen Goñi y Bordi, pero sus flojos remates murieron en las manos del guardameta.
Los de Aguirre, sutilmente, y a veces con oficio, marcaban el ritmo sin estridencias. Charles se permitió de nuevo, tras un saque de esquina, obligar a Iago a estirarse, aunque ahora más fácil para que llegara el balón. Y como el capitán había demostrado que ayer quería aparecer en el acta con algo más que su firma, volvió a lanzar un pase entre líneas para que Víctor Bravo solo tuviera que empujar ante el solitario Iago.
Era un cero a dos que sonaba a definitivo tras lo visto en el primer tiempo, aunque todavía quedaban unos largos 45 minutos.
Protestas en el penalti
La fulgurante salida rojiblanca tras el descanso se encontró con un Aicart que trabó a Adrien Goñi dentro del área.
El colegiado riojano decretó penalti. El navarro quiso marcar su quinto tanto de la temporada, cuarto desde los once metros, pero su buen disparo se encontró con la madera.
Su hermano Julen recogió el rechace para acortar distancias, no sin las protestas gallegas al sugerir a Ocón Arraiz que el balón no había traspasado completamente la línea de gol.
El Bilbao Athletic entró con el tanto de lleno en un partido que poco antes parecía sentenciado. Y, tres minutos después, se conjuraba hacia el empate con la tonta expulsión de Aicart, que vio su segunda tarjeta amarilla por una innecesaria falta en el centro del campo.
Quedaban con diez hombres los gallegos e iban a morir en Lezama para mantener los tres puntos que sumaban en ese momento. Pero antes volverían a marcar las diferencias en una jugada calcada a la del segundo gol: un pase de Nevado que Iban Espada aprovechó para quedarse solo y fusilar a un indefenso Iago.
La distancia se volvía otra vez difícilmente salvable. No para los del Athletic. Con empuje, fe y estrategia se acercaron de nuevo. Íñigo Pérez ponía como sabe, con rosca envenenada, un balón en la cabeza de Borda para que el central marcara su segundo tanto de la temporada, el que enloquecía un encuentro pleno de emoción en su tramo final.
Ahora el Pontevedra esperaba en su terreno y apenas tenía la pelota, aunque tiraba de experiencia y orden para sujetar los ímpetus vizcaínos.
Aguirre aguantó sin cambios hasta que dio entrada a Iván Carril, que intentó en varias ocasiones escaparse por banda izquierda y lo consiguió, aunque sin peligro. Los minutos pasaban y el Bilbao Athletic empezó a decaer en su empuje fruto del cansancio. Ello lo aprovecharon los gallegos en el descuento para acercarse de nuevo, y a punto estuvieron de conseguir un cuarto gol, pero el remate de Nevado se fue al palo.