Cinco relatos con morriña

Leopoldo Centeno

PONTEVEDRA

03 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En lengua vernácula fue expuesto un tema secular, enraizado durante tres siglos en el pueblo gallego, como lo es el de la emigración. ¿Quién no ha vivido esta desarraigada circunstancia en su propia familia? En nuestros tiempos, quizá ya no sea un hecho muy habitual; posiblemente, algo más en los que ya peinamos canas. De ahí que mucha gente viva este problema en primera persona.

Esta separación, esta ausencia, donde más se nota, respira y lacera es en la parte lejana de Galicia, en la que los seres emigrados palpan constantemente la lejanía de los que residimos en la tierra madre.

Es tal la importancia del pueblo gallego allende de nuestras fronteras que a cada español emigrado se le denomina, genéricamente, gallego. En 1979, cuando la Sociedad Coral Polifónica de Pontevedra visitó Uruguay y Argentina en una embajada artística de doce días de duración, iniciada con motivo del centenario de la fundación de Casa Galicia en Montevideo, se pulsó el profundo sentimiento y dolor de aquellos hermanos del Hemisferio Sur. ¡Con qué vehemencia requerían noticias de primera mano de nuestra común Galicia! En las actuaciones en todos los centros y casas de Galicia, amén de otras casas de España y embajadas, se ha comprobado el sentimiento de la emigración: alegrías, muchas lágrimas y sobre todo añoranza (en palabra significativa: morriña). A raíz de aquel viaje, muchos gallegos de la diáspora volvieron a Galicia e, incluso, se intensificaron las gestiones para que los restos mortales de Castelao regresaran a nuestra tierra, como así fue al poco tiempo. La emigración es un problema vivo y doloroso.

Por ello, ponderamos los textos monográficos de varios autores con el título genérico de Emigrados que la compañía canguesa Teatro de Ningures ha puesto en escena en el Centro Social Caixanova de Pontevedra, bajo el patrocinio de dicha entidad. Cinco historias correspondientes a cinco autores diferentes ensambladas en un solo cuerpo (¡feliz idea!), fueron desarrolladas ante el público. Sus títulos, cual capítulos o mini-actos, responden al siguiente enunciado: Deus está de vacacións, de Anxos Sumai; Dúas mamás (la biológica en la emigración y la que cría a la niña, la abuela, en Galicia), de Cándido Pazó; Memoria, de Sonia Torre; Ida e volta, de Xosé Manuel Pazos y finalmente Ítaca, de Suso de Toro.

Interpretación encorsetada

La adaptación de estos cinco textos con morriña corrió a cargo de Xosé Manuel Pazos y Etelvino Vázquez y la iluminación, dramaturgia y dirección general fue del mencionado Etelvino Vázquez. Los seis actores que han dado vida a los diversos personajes han sido: Sonia Rúa, Santiago Cortegoso, Mónica Camaño, Fran Paredes, Salvador del Río y Casilda García. La obra prometía, sin embargo la temática ha resultado tétrica, negativa; la interpretación y realización fue rígida, encorsetada y lenta; la audición de los actores, un tanto tenue.

Por otro lado, la megafonía: excelente, nítida, con buen nivel sonoro, por lo que a la salida varios espectadores comentaban: "Menos tangos y menos Casta diva con María Callas (eso siempre tenemos oportunidad de escucharlo en nuestras casas) y más audición de la dramaturgia, que es lo fundamental del teatro". Por enésima vez lo comentamos: es inaudito que disponiendo de una perfecta megafonía no se pueda disfrutar, captado por micrófonos inalámbricos, con una audición más acorde con los tiempos de los interesantes textos del teatro, lo cual desmereció mucho la representación.