La imagen que dejó la gélida y lluviosa tarde del sábado en Balaídos, más que el triste empate sin goles entre el Celta y la Real Sociedad, fue el retorno de Borja Oubiña al césped.
El último gran producto de la cantera del fútbol gallego, tras la jubilación de Fran y los últimos coletazos de Míchel Salgado, estuvo cerca de debutar después de catorce meses inactivo por culpa de la grave lesión que sufrió en un partido con el Birmingham frente al Liverpool en septiembre del 2007.
Borja se sentó en el banquillo e incluso salió a calentar unos minutos en la recta final del encuentro. Si el partido hubiese estado decidido es muy probable que saliese a jugar, pero ese debut tendrá que esperar.
El internacional céltico se encuentra preparado para ese momento, según admite, aunque al mismo tiempo no oculta que su regreso a una convocatoria le cogió de sorpresa, ya que él nunca se había marcado plazos.
Ahora vuelve a sentirse futbolista, aunque lo toma con la naturalidad que siempre le caracteriza, ya que no es una persona de grandes emociones externas. «Estoy contento. La verdad es que estuvo bien. No se jugó pero estuvo bien. Pensé que me sentiría extraño, pero no demasiado. Es raro estar en el banquillo después de catorce meses, pero estás pendiente del partido y en seguida te olvidas», declaró Oubiña casi 24 horas después del partido.
Cuando salió a calentar se le pasó la cabeza la posibilidad de salir de jugar aunque lo veía difícil tal como iba el partido: «Son decisiones del míster, pero si estaba ahí es porque estaba para jugar si se daban las circunstancias», asegura.
De todas formas reconoce que para él fue una sorpresa tanto el viernes irse concentrado con el resto de la plantilla como conocer pocas horas antes del encuentro que entraba en la convocatoria definitiva: «No lo esperaba ni el viernes ni el sábado». Pero no oculta que su deseo era integrarse después del largo calvario que ha atravesado.
Pepe Murcia declaró que Oubiña «necesitaba un empujoncito» y el jugador vigués simplemente opina que él estaba a disposición del entrenador desde el momento en que se convenció de que su rodilla operada estaba perfectamente restablecida: «Me voy encontrando mejor y el míster decide. Pensó que tenía que ir para adentro y yo solo puedo estar agradecido».
Era el penúltimo paso. Ahora solo le queda el verdadero debut para sentirse de nuevo un futbolista de verdad. Borja no muestra ansiedad porque llegue ese momento, pero asegura estar listo para salir a jugar en cualquier momento: «Sí, puede ocurrir en cualquier partido. Yo estoy preparado, estoy bien, cada vez me encuentro mejor y con más confianza, el resto son decisiones del míster. Me dedico a entrenar y hacer las cosas lo mejor posible. El día que juegue fenomenal», manifiesta sin marcarse un partido en concreto.
La cita podría ser este misma semana en Las Palmas o bien en Balaídos en el siguiente partido contra el Zaragoza. Si consigue entrenar con la máxima intensidad, a buen seguro que Pepe Murcia no tendrá dudas a la hora de hacerle competir. El jugador agradeció el recibimiento que le brindó la afición.