«A raíña da beleza de Leenane»

LEOPOLDO CENTENO

PONTEVEDRA

DESDE MI BUTACA | O |

23 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Una vez más, Caixanova optó por el teatro en gallego al programar la obra A raíña da beleza de Leenane, del escritor británico Martin McDonagh, ofrecida en su Centro Social a cargo de la compañía Teatro do Atlántico, obra que por sus similitudes estéticas, climáticas y sociales bien podría encuadrarse dentro del rural gallego. A raíña da beleza de Leenane es una tragicomedia agridulce, ubicada en Irlanda, con guión muy bien construido, que fluctúa entre una comedia con tintes dramáticos o un drama con pinceladas de humor; cruda y tierna a la vez, descarnada y humana, con unas relaciones muy tensas entre una hija y su madre en las que frisan el desequilibrio mental. Una relación amor-odio en la que Maureen Folan (mujer cuarentona, soltera, con inquietudes) se ve atrapada en la obligación-deber de cuidar a su progenitora (de unos 70 años, hipocondríaca, comodona, autoritaria¿) A través de palabras y hechos, la relación entre Mag y su hija y viceversa, es en extremo tensa, hiriente, agresiva¿ un infierno para ambas, cuyos caracteres son antagónicos y repelentes. La situación se complica con la aparición en Leenane de Pato Dooley, un trabajador del pueblo emigrado a Inglaterra y sueño de amor de Maureen en su juventud, cuando ésta era la «reina de la belleza». Esta sobrecogedora historia, adobada con unas pizcas de humor y ternura (sobretodo a cargo de Ray, el hermano de Pato), fue interpretada por cuatro dignos actores: María Barcala, como Maureen (la hija); Teresa Horro, en el papel de Mag Folan (la madre); Marcos Vieitez, en el rol de Pato Dooley (el novio) y Rubén Riós, como Ray (hermano de Pato). Metidos en la piel de sus personajes, estos cuatro actores ofrecieron una sobresaliente interpretación, convincente y verista que caló en el público. Acertada la dirección de Xúlio Lago en el perfil de los personajes y en los ritmos lentos y agitados de la acción; responsable también del diseño de iluminación y de la dramaturgia. Bonito el efecto de la lluvia a través de la ventana. Acorde con la narrativa, la decoración ha sido lúgubre y única. Al finalizar la ininterrumpida representación, el público mostró su agrado aplaudiendo con calor.