En directo | El cantante y presentador engatusa a los cambadeses Tras el potente espectáculo de «reggaeton» del viernes tocaba aplacar los ánimos. La voz melodiosa de Bertín Osborne contribuyó a ello, pero, eso sí, sin dejar la diversión
07 ago 2005 . Actualizado a las 07:00 h.?i abuela diferencia los grupos musicales entre «os que fan moito ruído» y los que no. Por supuesto, ella prefiere a estos últimos. El concierto que Bertín Osborne ofreció el sábado en Cambados le hubiese gustado. Bertín ofrece mucho espectáculo, pero es de los que hacen poco ruido. A varios metros de Fefiñáns, el escenario elegido para la actuación, nadie se atrevería a decir que la plaza estaba abarrotada y que el cantante estaba haciendo las delicias del público. Pero así era. Cientos de afortunados habían conseguido aparcar su vehículo y estaban ya disfrutando de la música en una noche en exceso calurosa. Cuando tras el atasco, las maniobras y algún que otro toque de espejos, conseguí abandonar mi coche y llegar a la plaza, Bertín estaba dirigiéndose a las «señoras de cuarenta». A ellas les dedicaba un tema que comenzó a sonar después de que las invitase a una sigilosa revolución doméstica: «Mujeres, salid a la calle y dejad a los maridos en casa con los niños». Su exhortación fue respondida con risas y miradas de prepárate, lo haré entre los muchos matrimonios que disfrutaban del concierto. En efecto, había muchas parejas en Fefiñáns, y también muchos niños que acompañaban a sus padres. Pero no faltaban tan poco las peñas de jóvenes. El latiguillo de público de todas las edades no era, en esta ocasión, un tópico manido. Bertín, curtido por muchos años de trabajo televisivo, sabe ganarse al público y sabe entretenerlo. Es capaz de combinar como nadie el romanticismo de sus canciones con el desenfado y el espectáculo. Por eso, cuando el acento gallego con el que quiso homenajear a los arousanos dio paso al deje mexicano con el que abrió su repertorio de rancheras, cientos de gargantas comenzaron a acompañarle. Las canciones más conocidas fueron coreadas por un público entre el que asomaba incluso algún que otro sombrero mexicano. No contento con eso, el cantante señaló a una peña: «Con estos estuve yo de juerga esta mañana». Y les preguntó: «¿Aún no habéis ido a la cama? LLeváis tres días sin dormir». Poco después, Bertín, con la única ayuda de un piano, se atrevía con el Y volver, volver, volver... Era el preludio del fin de fiesta, para el que eligió un tema cuyo contenido se hizo cierto en Cambados. Con los acordes del Pero sigo siendo el rey , el artista se despidió de un público que dejó patente con gritos de «Bertín, Bertín» que la actuación les había sabido a poco. Pero, quién sabe, tal vez en el futuro le veamos con mayor frecuencia por estos lares: se dice que quiere invertir en el sector del albariño e incluso que ha aprovechado su estancia en Cambados para entablar algunos contactos. Así que, como él diría, ¡hasta la vista!