Vivir como un perro en Verín

sindo martínez XINZO / CORRESPONSAL

VERÍN

cedida

El maltrato, el abandono y la muerte persiguen a decenas de mascotas en el municipio desde hace tiempo

19 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Este martes aconteció el último caso. Un perro sin identificación deambulaba por las inmediaciones de la A-52 en Verín. Un conductor que pasaba por el vial se detuvo a recogerlo y a ponerlo en manos de Proanimales, la asociación sin ánimo de lucro que se encarga de acoger, cuidar y preservar la vida y la salud de decenas de mascotas en el municipio y en toda la comarca.

Pero lo cierto es que la buena voluntad no basta. Desde hace años, la Mancomunidad de municipios y el propio Concello vienen planificando la construcción de una perrera que no acaba de concretarse.

Esa circunstancia provoca que casi diariamente se produzcan abandonos, atropellos, maltrato y directamente, el asesinato de perros y también de gatos.

El único albergue para perros de la comarca está ubicada en Castrelo, una parroquia en las afueras de Verín. Lo gestiona Proanimales desde hace tres años, pero sus responsables reconocen que no dan abasto. Se trata de unas instalaciones cedidas por el ayuntamiento que resultan totalmente insuficientes para solventar el grave problema de las mascotas dejadas de la mano de dios. Tan solo hay capacidad para 30 canes que son alimentados y cuidados de forma altruista por una serie de personas vinculadas a la agrupación.

«Lo venimos diciendo desde hace años, pero no se nos hace caso. Esta es una comarca donde cada semana se producen entre 3 y 6 abandonos o maltratos de canes. Tampoco es infrecuente ver el cadáver de algún animal en un camino o en una cuneta», relata Nieves Gascón, una de las directivas de la agrupación.

«El problema no es solo en Verín, atañe a toda la comarca. El otro día, por ejemplo, dos cachorros mastines fueron dejados por alguien al lado del ambulatorio. Estaban en un cubo. Es algo típico, la gente se desentiende cuando su perro o perra tienen descendencia. En muchos los matan y entierran, en otros, directamente los dejan en el primer sitio que se les ocurre», lamenta Gascón.

«El problema de fondo es que son muchos los que no quieren asumir el coste de castrar a un can. Dependiendo de la raza ese coste puede rondar entre 100 y 300 euros. La gente, sencillamente, se desentiende y luego vienen las consecuencias», relata Gascón. El otro problema, más grave, tiene que ver con varios casos acontecidos en los últimos años. Uno tuvo lugar en Vilela, una aldea cercana a Verín, un descerebrado mató a hachazos a un perro. Fue detenido y multado por ello. No es un caso único. «Uno de los problemas existentes en la comarca en este aspecto tienen que ver con la actividad cinegética. Es injusto generalizar y además no sería cierto, pero nos hemos encontrado con algún cazador que directamente presume en público que acababa de matar a su perro porque estaba viejo», comenta Gascón.

«Es un tema de concienciación social. Hay muchas personas de buena fe que se ofrecen a acoger a algunos de estos animales abandonados, pero esa no es la solución», remarca la responsable de Proanimales.

Desde el Concello no ofrecen soluciones inmediatas. El grupo de gobierno recuerda que hay una ordenanza rigurosa que sanciona el maltrato animal, pero no define cómo y cuándo se habilitará una perrera adecuada para el municipio o para la comarca.