El mes de agosto nos viene alternando temperaturas altas y días de bochorno con otros más fresquitos. Eso no nos libra, como cada verano, de la plaga de los incendios. Creo que poco a poco se va creando conciencia, pero queda mucho por hacer, muchas imprudencias por evitar y mucho incendiario que detener. Quienes luchan contra el fuego cada temporada nos avisan de que, en uno de estos, puede venir una catástrofe que cueste vidas humanas y bienes, más allá de la pérdida casi imponderable de los valores naturales que se lleva cada incendio. Estuvo a punto de ocurrir el año pasado en Entrimo. El mayor de este verano en Verín y Vilardevós nos dejó imágenes de miedo en la autovía. Menos mal que actuaron a tiempo los agentes de la Guardia Civil cortando las carreteras que iban siendo afectadas. Por desgracia, en Ourense tenemos demasiada experiencia con incendios, pero eso no quiere decir que la población sepa siempre cómo actuar correctamente si nos vemos implicados en uno. La tragedia de Portugal quedará marcada y de ella se debe aprender qué hacer y qué no. Por eso está bien la previsión que hace la Guardia Civil de Tráfico en Verín para recoger cómo se actuó en el caso ourensano y analizar si hay que añadir o suprimir algo en los protocolos de emergencia. Seguramente, por desgracia, no va a ser el último gran incendio que ocurra en esa comarca, donde figuran varias de las parroquias con más actividad incendiaria de Galicia, por lo que estar preparados de antemano es lo mejor. Eso, mientras esperemos que poco a poco vaya calando la conciencia contra el fuego como medio.