Último adiós a una mujer imparable

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Doña Pacita, en el centro, junto a su sobrina Vivi Carballo y a sus dos únicos nietos, Mariano y Alberto Santos Fábrega, durante la celebración de su centenario
Doña Pacita, en el centro, junto a su sobrina Vivi Carballo y a sus dos únicos nietos, Mariano y Alberto Santos Fábrega, durante la celebración de su centenario Cedida

Paz Carballo Losada, de la Casa de los Lentes, falleció este lunes en Ourense a los 103 años

14 abr 2020 . Actualizado a las 17:57 h.

Dicen los que la conocían que Paz, o Pacita, Carballo Losada tuvo siempre dos grandes pasiones: su familia y su empresa. Ambas fueron el motor de su vida durante 103 largos años hasta que su corazón se paró este domingo en Ourense, su ciudad predilecta y en la que siempre vivió.

Comenzó a trabajar con 16 en el negocio que fundó su padre, la Casa de los Lentes situada en la calle del Paseo. Ella y su hermano heredaron la empresa, que actualmente está regentada por la cuarta generación y que cuenta ya con tiendas en distintos puntos de Galicia y Portugal. «Estuvo prácticamente al pie del cañón hasta que cumplió cien años. Era una persona muy responsable y trabajadora y eso mismo nos intentó inculcar a todos», dice su nieto Alberto que junto a su hermano Mariano trabajan actualmente en la óptica familiar a las órdenes de su tío. «Viví con mi abuela algún tiempo y recuerdo que hasta me hacía ir a la óptica los domingos. Decía que si era mayorcito para salir por ahí también lo era para trabajar cada día», cuenta.

La Casa de los Lentes abrió sus puertas hace más de cien años con la idea de abastecer a la ciudad de gafas pero también de relojería, joyas y plata. «Cuando la abrió mi bisabuelo era lo que se estilaba pero los tiempos fueron cambiando y al final nos especializamos como óptica, aunque a mi abuela Pacita le encantaba la platería», explica Alberto. Recuerda su nieto que Paz era estricta y de carácter serio, implicada y luchadora para su negocio, pero siempre pendiente de sus seres queridos. «Cuando no trabajaba ella misma, supervisaba todo lo que hacíamos. Era dura pero también nos ayudaba en todo lo que podíamos necesitar», admite. Se casó con el médico Alberto Fábrega y tuvieron una hija, Lola, que le regaló a sus dos únicos nietos. «En casa también tenía todo de su mano. Le encantaba cocinar y lo hacía fenomenal, la lamprea era una de sus especialidades, pero yo nunca fui de buen comer y todavía le debo el probar algunos de sus platos», dice. 

La Confederación de Empresarios de Ourense rindió homenaje a Paz Carballo ya en 1987, por su labor profesional y emprendedora en la ciudad. La puso en valor junto a otros 23 empresarios ourensanos supuestamente jubilados, en aquel momento Paz tenía 70 años y, por supuesto, seguía totalmente en activo.

Ourense despidió este lunes a una mujer imparable y muy querida en la ciudad cuyo recuerdo estará presente mucho tiempo.