«Benposta era un oasis de vida»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La fundación que preside Bartolomé Pidal impulsa una exposición con fotografías, cartelería y vestuario de la Ciudad de los Muchachos

01 feb 2019 . Actualizado a las 09:02 h.

Abrirá sus puertas el sábado a mediodía, siete años después de la muerte del padre Silva. La asociación cultural que lleva el nombre del fundador de Benposta pretende recuperar la memoria de lo que fue la Ciudad de los Muchachos. Lo hace con un museo en el que se muestran fotografías, cartelería, vestuario y otros muchos recuerdos de la historia de la primera escuela-circo de España, nacida al amparo del proyecto Benposta, que incluía también una forma diferente de educar que en su día fue un referente.

El presidente de la asociación cultural Padre Silva es Bartolomé Pidal. Cree que tras los años oscuros que precedieron a la muerte del cura llegó el momento de que la ciudad en la que creó su oasis le pague la deuda pendiente. «La asociación se creó en el 2012, unos meses después del fallecimiento del padre Silva. Queríamos recuperar su trabajo y positivizarlo, ya que en Ourense quedó algo tocado. El final fue agónico tras la conflictividad con la finca, los terrenos... Y hasta con el propio proyecto, que desafortunadamente fue languideciendo. Todo quedó muy contaminado», explica. Fue necesario, por lo tanto, dejar que el tiempo curase algunas heridas para dar salida a este proyecto, ya que las desavenencias fueron también con la propia Fundación Benposta.

A partir del sábado, en un local ubicado en la calle Bailén de la capital, se podrá disfrutar de material donado por personas que han ofrecido sus archivos históricos, fotografías, vídeos y otros objetos relacionados principalmente con la actividad del circo benposteño. «Hemos ido recogiendo artículos a partir de testimonios de mucha gente que ha estado allí. Incluso de la Fundación Benposta, que lo quiero destacar. A pesar de que prácticamente nos echaron de allí, parece que ahora se han dado cuenta de que al menos nosotros tratamos de conservar ese espacio para que sirva de homenaje y recuerdo». Se trata, afirma, de hacer una nueva lectura de todo lo que ocurrió en la Ciudad de los Muchachos.

Bartolomé Pidal no solo habla como presidente de la asociación. Él mismo formó parte de la comunidad desde los 11 a los 20 años: «Es el deber que tenemos toda la gente que pasamos por allí o conocimos la experiencia benposteña. Tenemos que verlo desde otro angulo más allá de las guerras y peleas».

El museo será permanente, aunque irá cambiado y ampliándose con el tiempo, dependiendo del material que vaya llegando.

«Benposta era un oasis de vida, alegría y de esperanza. Realmente los años 70, en los que yo estuve allí, fueron los mejores. En 1975 fui alcalde y fue una época de gran esplendor. Llegó gente de muchas partes de Europa y aquello tenía una proyección, estaba en su mejor momento».

Él, como muchos otros, pasó la adolescencia y parte de su juventud junto al padre Silva. «Son años que marcan la vida de una persona. En el Ourense de aquella época era un lugar de mucha vida y energía. Se hacían muchas cosas, formación teórica y práctica. Hoy se habla de las inteligencias múltiples y en Benposta ya se trabajaban entonces. La formación era dual, en aquella época recuerdo talleres de forja, cerámica, carpintería, talla, electricidad... e incluso teníamos televisión propia, de la que también fui director», relata. Una forma de educar que influyó en el futuro de muchos adolescentes de la época. Cree que en la actualidad sería posible hacer algo parecido, ya que existe en Leganés, con algunas variantes. Es la ciudad-escuela Muchachos de Alberto Muñiz. «Los principios educativos en los que se apoyó Benposta serían perfectamente aplicables hoy y podría ser un proyecto no exactamente como fue, pero muy parecido», afirma.

Los miembros de la asociación cultural Padre Silva creen que nunca hay que olvidar de donde se viene, aunque haya aspectos que no hayan sido positivos. Y en este reto, y en el de dar valor la figura del padre Silva, ponen en marcha un proyecto con visos de futuro. «Esperamos que a la gente le guste, le traiga recuerdos o le ayude a entender el legado. Tenemos pensado que sea un museo vivo en el que se hagan otro tipo de actividades que den a conocer Benposta».