Alcaldes y misses

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Al líder del principal grupo de la oposición en Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, no le gusta que se le pregunte si quiere ser alcalde por ambición personal. La ambición no es mala (hay quien lo ve como algo bueno en los hombres pero malísimo en las mujeres, pero eso ya da para otro artículo, como el papelón del PSOE en esta historia). Pero algo le pasa a Jácome que la pregunta (en la entrevista de Rubén Nóvoa que hoy publica La Voz) le parece impertinente. Y un insulto. Tiene gracia que lo diga alguien que en la misma conversación llama gentuza, ineptos y cerdos a sus compañeros en el salón de plenos. Ironías de la vida.

El caso es que defiende que es legítimo querer ser alcalde de Ourense. Y no voy a ser yo quien le diga que no. También es legítimo que yo quiera ser Miss Universo. O ganar el premio Nobel. Pero sé que nunca me elegirán para desfilar ni nunca recibiré la llamada de un señor sueco diciéndome que, disgustados con Dylan, han pensando en mí.

Las expectativas son fantásticas. Nos hacen mejorar. Pero ojo con elevarlas a la enésima potencia. Jácome tiene derecho a querer ser alcalde. Por mucho que no hable de los motivos -«Es irrelevante», dice en nuestro periódico-. Jácome tiene derecho a ser alcalde. Pero lo que ocurre es que, al igual que un jurado elige bellezas mirando las piernas a un grupo de chicas y preguntándoles por Rusia, y que una institución, con más de cien años de historia, señala con el dedo a las personas que hacen que nuestro mundo sea mejor, el derecho de ser alcalde lo conceden los ciudadanos con sus votos. Por eso tiene todo el derecho del mundo a presentarse a las elecciones y, si logra ser el más votado, sentarse en ese sillón al que le tiene tantas ganas. Mientras tanto le toca hacer como yo: soñar con la banda de miss y con la medalla de oro con la cara de Alfred Nobel. Ni que decir tiene que él tiene muchas más posibilidades, infinitas, de lograrlo que yo.