El personaje que encarna el gallego es testigo de extraños fenómenos en el desierto en «Encuentros en la tercera fase»
24 ago 2017 . Actualizado a las 14:55 h.Con el ourensano Eumenio Blanco se confirma que restan muchas sorpresas sobre la relación de Galicia con el cine, en cuanto a la dimensión histórica. Lo demuestran las continuadas recuperaciones de figuras que mantuvieron una intensa relación con la expresión audiovisual. El mayor filón está en los emigrados, retornados o no, que marcharon a la búsqueda de oportunidades, o entre los exiliados por motivos políticos.
Uno de los casos más espectaculares, por la importancia de los filmes en los que aparece, fue el descubrimiento de Eumenio Blanco por parte del historiador Xosé Enrique Acuña -reciente reivindicador de la actriz y cantante Mercedes Mariño, y el pasado año del crítico Aurelio Pego-, a través de un artículo en A Nosa Terra, en julio del 2004. Barítono y prolífico actor secundario, nació en Manzaneda en 1891 y falleció en Los Ángeles en 1984, cuando, casi centenario, llevaba tiempo alejado del mundo del cine.
Su acceso a Hollywood se inició en labores de doblaje al castellano de filmes para el mercado latino en los años 30 del siglo pasado. Tiempo después, comenzó ante las cámaras de la mano de algunos de los maestros más laureados del cine clásico, entre otros Mitchell Leisen y James Whale, además de Jacques Tourneur en Retorno al pasado (1947). Participó también en la multiestelar La vuelta al mundo en 80 días (1956) de Michael Anderson. Compartió repartos con grandes estrellas como Carole Lombard, Dorothy Lamour, Anthony Quinn, Robert Mitchum y Kirk Douglas, además de protagonizar la secuencia inicial de Encuentros en la tercera fase junto a François Truffaut, aquella en la que Eumenio Blanco es único testigo de un hecho insólito en el desierto. «El sol salió anoche y me cantó», le cuenta en correcto castellano e inequívoco acento galaico. No pudo tener un mejor adiós al cine.