Los coches clásicos reclaman su espacio

CELANOVA

Renault 4 (el mítico «cuatro latas»), Seat 600 y 132, Fiat Ritmo, Citroën Visa y BX, Ford Sierra, Talbot Horizón... Los coches antiguos siguen teniendo mucho atractivo y en Celanova lo saben bien.

21 sep 2020 . Actualizado a las 18:27 h.

Los clásicos no pasan de moda. Cada vez son más las unidades que comparten exposición con vehículos nuevos y seminuevos en los concesionarios de automoción gallegos. Algunos para la venta y otros como reclamo o decoración. Los profesionales del sector reconocen su público y en algunos compraventa admiten que reciben consultas, aunque deciden no trabajar los clásicos. En otros, estos vehículos forman parte de la oferta de negocio. En el caso de la localidad de Celanova, los aficionados a los coches con más de 25 años tienen numerosas opciones en poco menos de un kilómetro de carretera a la entrada de la villa ourensana.

En las instalaciones de Talleres Ferguez, Motrio, que durante muchos años fue concesionario de la francesa Renault, se pueden ver en la actualidad cuatro unidades perfectamente recuperadas de la marca que están solo para exposición, «no los vendo», explica Mónica Álvarez, responsable de la empresa. Se trata de un R-4 amarillo, el popular Cuatro Latas con techo desmontable, con 33 años; un R-7 y un R-12, dos sedanes de la época, listos para salir a la calle, a los que se suma un particular Renault Caravelle cupé convertible «menos habitual» que los primeros, de los años sesenta. Mucha gente que pasa por la carretera OU-540 se para y pregunta por ellos, pero «no están a la venta», insiste.

En Gonzauto, firma concesionaria de Citroën para la zona, cuentan con varios coches clásicos para la venta. El responsable del taller, Ramón González, explica que los clásicos tienen su público y necesitan su espacio, aunque son secundarios en su caso. «La gente pregunta por cambios, pero a nosotros no nos interesa cambiarlos, solo venderlos». Ramón González se fue quedando con algunos coches que recogía en operaciones de venta de nuevos y seminuevos, y tiene una pequeña exposición clásica, entre los que destaca un Seat 600 matriculado en Zamora en el que invirtió mucho «tiempo y dinero», confiesa. También tiene en sus instalaciones otros dos Seat, un 124 de la primera generación y un Ritmo 65. Llama la atención un Fiat Argenta, un coche amplio y «raro», que era de un emigrante y solo tiene 18.000 kilómetros; había dos en Celanova en su época, relata. Su padre, fundador del taller, circula con un Citroën 2 CV por la zona y a la venta tiene también de la marca gala un Visa GT o un BX GTD. En los últimos días entraba en sus instalaciones un Mercedes 300 carrocería w124 de gasolina, en un excelente estado de conservación. Completan la oferta otros modelos de terceros, como un Opel Calibra o un Renault 4.

EL PRIMER AUTO QUE VENDIÓ

A poca distancia, en el mismo vial a la entrada de Celanova, está Talleres Emilio, concesionario Ford, donde hay media docena de unidades clásicas a la venta. Varios Ford Fiesta de la primera generación fabricados en Almusafes (Valencia), o un Ford Sierra mk1 de dos litros con 25.000 kilómetros. Un coche importado con un solo dueño que ha sido personalizado con llantas OZ multirradios de 17 pulgadas, asientos Recaro y volante deportivo. También disponen de dos Ford Escort de distinta generación, IV y V, en perfecto estado. Emilio Rodríguez Sanmiguel, responsable de ventas, recuerda que uno de ellos fue el primer coche que vendió como profesional en 1992. Se trata de un XR3i original con 44.000 kilómetros. Comparte la exposición con un modelo de la generación anterior, un RS Turbo de 1987, restaurado, con motor 1.6 y 132 caballos.

Los precios son muy variables en función del estado y rareza del vehículo. Para algunos un capricho, una afición, pero cada vez son más los que utilizan los clásicos a diario, incluso como vehículo principal, aunque casi siempre para desplazamientos cortos. Es habitual ver por las calles de Celanova un Seat 132, un Mini o un Talbot Horizón que utiliza una misma familia en sus labores diarias. Las redes están llenas de foros y páginas donde los clásicos son protagonistas, una moda que se ve también en las calles gallegas.