Para el día después

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón A LA CAÍDA

CELANOVA

26 mar 2020 . Actualizado a las 21:51 h.

Vaya golpe de realidad nos dio Sonia Opazo, trabajadora de la residencia de ancianos de Celanova desbordada por el coronavirus. Andábamos preocupados por cuántas veces se puede salir a pasear el perro y no vimos venir los gravísimos efectos que esta crisis sanitaria tendría para los usuarios de los geriátricos.

Con tanta claridad habló Opazo, que me parece de justicia reproducir de nuevo sus palabras de desesperación ante los medios de comunicación. «Eu sei que desde os despachos están traballando moito, pero pídolles que non pidan tanta burocracia, nin tanto papeleo, nin tanta xestión nin tantos escritos porque eu non teño tempo. Necesito maos que veñan traballar hoxe aquí», decía la empleada, que remarcaba las carencias que sufría el centro para hacer frente a una crisis como esta: «Necesitamos persoal cualificado, non temos médico, non temos enfermeira».

Si para nosotros es incómodo el confinamiento, para las personas que viven en residencias de la tercera edad tiene que ser desesperante. Ver las caras de los usuarios del geriátrico de Celanova asomándose a las ventanas hiela la sangre a cualquiera. Finalmente, la Administración ha tomado las riendas de la situación, pero cuando todo esto haya pasado no deberíamos olvidarnos. De esta inmensa crisis podremos sacar conclusiones útiles para el futuro y una de ellas debería ser que hay determinadas necesidades que deben estar cubiertas por la Administración. El cuidado de los mayores debería estar siempre garantizado por servicios públicos de calidad en todo el territorio.