Once ourensanos donaron sus órganos y 25 sus tejidos en el 2021

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Jesús Priego lidera la oficina de coordinación de trasplantes del CHUO, que integra junto a Estefanía Prol, Diego Rodríguez Pérez, Estrella Pérez Conde y Daniel Sancho (este último falta en la foto)
Jesús Priego lidera la oficina de coordinación de trasplantes del CHUO, que integra junto a Estefanía Prol, Diego Rodríguez Pérez, Estrella Pérez Conde y Daniel Sancho (este último falta en la foto) Santi M. Amil

El gesto solidario benefició a más de 60 pacientes, la mayoría de ellos en Galicia

02 jun 2022 . Actualizado a las 17:17 h.

Cuando en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense se produce un fallecimiento (o este está a punto de producirse) se activa el protocolo de donación. Desde la oficina de coordinación de trasplantes se habla con las familias para tantear la posibilidad de que el fallecido done sus órganos. El sí es la respuesta mayoritaria, sucedió en once ocasiones a lo largo del 2021; aunque en un 26 % de los casos dijeron que no. Un total de 33 pacientes se vieron beneficiados, la mayoría (el 76%) en Galicia, aunque también fuera de la comunidad. «Si hay alguien en urgencia 0 y ese paciente es compatible con el donante, tiene prioridad», explica Jesús Priego, responsable de la oficina. Da igual en qué punto del Estado viva.

La cifra subió hasta los 25 en caso de donaciones de tejidos. «Tiene menos contraindicaciones. Hay pacientes que no pueden ser donantes de órganos pero sí de tejidos, como córneas», explica Priego. Es cierto que esas no son donaciones que pueden suponer la vida o la muerte del receptor, pero sí mejorar de manera importante su calidad de vida. «Con el trasplante de córneas, el paciente recupera hasta el 80 % de la visión», apunta Priego. El año pasado se beneficiaron de este tipo de trasplante 32 pacientes. En este caso, todo el proceso se hace en Ourense, tanto la extracción como el trasplante.

En lo que se refiere a los órganos, en el CHUO se extraen, pero no se implantan. En Galicia los pacientes que van a recibir un órgano son operados en los hospitales de A Coruña o de Santiago de Compostela, en los que están centralizadas estas operaciones. «Yo que he trabajado en hospitales donde sí se hacían, como profesional es muy gratificante cuando un paciente se va de alta. Y el receptor, que suele ser una persona joven, siempre va a estar agradecido a la familia anónima, porque la donación siempre es anónima», relata. Eso significa que el receptor no conoce la identidad de quien le ha dado un órgano.

En asistolia controlada

La mayoría de los donantes eran personas que como consecuencia de un traumatismo o un ictus perdieron todas sus funciones neuronales y entran en lo que comúnmente se conoce como muerte cerebral. Supusieron el 55 % de los casos, mientras que los demás fueron donaciones en asistolia controlada, una técnica que se implantó en España en el 2012 y que llegó al CHUO en el 2015. «Son pacientes a los que no podemos ayudar a seguir viviendo, con daños neurológicos catastróficos y que no respirarían solos o en fase terminal. No tienen opciones de seguir viviendo», explica Priego. Entonces se habla con la familia y en caso de que acepten donar, se le quitan los soportes vitales al paciente, lo que desencadenará un fallecimiento por parada respiratoria. Ese proceso se hace en el quirófano, al que se deja acceder a las familias para que puedan acompañarle en sus últimos momentos. Cuando se produce el deceso, los familiares salen y entonces comienza la cirugía de extracción de órganos.

«Es de remarcar la generosidad y el altruismo de las familias. Sin ellos no sería posible un proceso en el que participamos más de cien profesionales en el CHUO. Y todo es gracias a que dicen sí en el peor momento, en el que te comunican que tu familia va a fallecer o ya ha fallecido», destaca Priego. Y añade: «Es de elogiar y no hay adjetivos para remarcar el gesto. Es importante poner el foco en las familias, que son las verdaderas protagonistas del Día del Donante (que se conmemoró ayer); porque lo hacen en un momento muy difícil».

José Fernández lleva 27 años trasplantado de riñón
José Fernández lleva 27 años trasplantado de riñón Santi M. Amil

José Fernández, trasplantado: «Desde hai 27 anos acórdome todos os días da muller que me doou un ril»

José Fernández tenía apenas 50 años cuando una vasculitis provocó que sus dos riñones dejasen de funcionar. Tras pasar por diálisis, la solución llegó gracias a la donación de una mujer de 61 años. Pasado más de un cuarto de siglo desde entonces, Fernández solo tiene palabras de agradecimiento ante ese gesto. «Desde hai 27 anos acórdome todos os días da muller que me doou o ril, que xa non está, e tamén da familia, que dixo si á doazón. Agradézollo infinito», destaca Fernández. Tiene 78 años, diez menos que su riñón, que va sufriendo los achaques de otras patologías que sufre Fernández, pero todavía funciona. «Está ao 30 ou o 40 %, pero é suficiente para seguir», señala el hombre, nacido en Chandrexa de Queixa y residente en A Valenzá (Barbadás). Y añade: «Se se coida, o ril funciona».

Fernández es usuario de Alcer, asociación en la que recibe mucha ayuda, «porque te axudan con todos os problemas que poidas ter», señala; y con la que colabora en las mesas informativas para concienciar a la población de la necesidad de cuidar el riñón y de donar órganos. Porque esas son los pilares del trabajo de Alcer, explica Carmen Dorado, su coordinadora en Ourense. Los pacientes (algo más de 80 de los 120 socios) demandan sobre todo los servicios de nutrición y psicología. Ahora están implantando un programa de ayudas de emergencia para los pacientes con menos recursos económicos.