Orgullo y trampa

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez EL ÁBACO

OURENSE

16 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ay, Kamila. Maravillada había quedado con ese elegante baile sobre el hielo, ensalzado hasta la excelencia con ese cuádruple nunca conseguido en unos Juegos Olímpicos por una patinadora. Pero la rusa Kamila Valieva se quedó sin medalla de oro. Se descubrió que se había dopado hace un par de meses en otra competición. Con quince años no se había dopado. La habían dopado. El orgullo se convirtió, no en decepción, porque las extraordinarias características de esta joven prodigiosa están ahí, sino en tristeza. E incide a pensar en por qué hay que recurrir a la trampa teniendo esas condiciones y ese nivel de entrenamiento, que hace que el equipo ruso tenga otras dos patinadoras de su mismo nivel. Y en porqué reinciden en esas prácticas en Rusia, cuyos atletas tienen que competir sin bandera durante dos años precisamente por los reiterados casos de dopaje. El que hace trampa intenta seguir haciéndolas mientras cuele y porque muchas veces cuela. Mientras tanto, aquí en Ourense seguimos con la política de bajos vuelos. De nivel no raso, sino ínfimo. Los representantes políticos en el Concello de Ourense ya parece que ni se molestan en engañar al respetable público. Es como si se estuvieran haciendo trampas al solitario. Pero, a diferencia de la joven rusa, que nos proporcionó momentos de placer y orgullo hasta que supimos lo que habían hecho antes para su preparación, nuestros políticos no nos han proporcionado en los últimos meses ningún motivo para sentirnos orgullosos. Ni haciendo trampas podrían ocultar el bochorno que nos generan.