Trives, me caso con La Viuda

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Hay sitios en los que comer es un viaje a la infancia y una excursión perfecta

23 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando empiezo a leer que los casos covid se duplican, me da por agudizar la seguridad. Está claro que volver, o no, a la situación drástica y trágica en la que estuvimos hace tan solo meses, es cosa de todos. Pero creo que ahora, con la vacunación completamente en marcha y los protocolos de seguridad arraigados en la sociedad, la responsabilidad por protegerse es una decisión de cada uno. A mí lo que me mueve a hacer las cosas bien es cuidar de la gente que más quiero. Es un truquito que tiene más fuerza que el motor de una nave espacial. Probadlo, por favor. El caso es que aunque me hace tremenda ilusión la llegada del AVE a Ourense, algo que llevaba esperando desde mi primer curso de carrera en Madrid, y a pesar de que cada vez me da menos miedo montar en avión; he decidido que aún hay que esperar un poquito para reencontrarme con el turismo fuera de Galicia. Algo que, por otra parte, estoy deseando con todas mis fuerzas. Para compensarlo y rebajar el ansia, me concentro en descubrir al máximo nuestra provincia. Este fin de semana escogimos volver a Trives, que en mi diccionario mental es sinónimo de La Viuda. Os voy a ser sincera, comer allí es un viaje impresionante. Anxo, su familia y su equipo te hacen sentir como en casa. A mí me llevan a mi infancia, a las comidas de los domingos donde la abuela. Y lo consiguen tanto por la calidad y la elaboración del producto, como por el cariño con el que te llenan. Luego respiramos azul clarito desde el mirador de Pena Folenche y conocimos el puente de Navea y la aldea abandonada que lo rodea. No nos cruzamos con nadie. Volvimos exhaustos, emocionados porque pronto nevará y con fecha fijada de vuelta. Qué fácil es ser feliz en Ourense.