Antonio Álvarez, Capi: «O fútbol era o principal para min»

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Jugó veinte años en el Atlético Vilariño, del que fue presidente y lleva sesenta años como directivo

14 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Álvarez, Capi, es historia viva del Atlético Vilariño. Fue jugador del equipo de los quince a los 35 años, capitán y luego presidente durante catorce años. Continúa como directivo después de 60 años y le han nombrado presidente de honor de un club que ha celebrado ya los 75 años de vida. Es el socio número 1 del club y espera conmemorar los 75 años de la inauguración del campo de O Medo.

Además de vivir en persona la historia del equipo por el que siente pasión y del que tiró en momentos difíciles, Capi se ha encargado de recopilar recortes de prensa, de indagar en la federación de fútbol y en la biblioteca de la Diputación de Ourense para documentar la trayectoria de un club que surgió en Vilariño, parroquia de O Pereiro de Aguiar, en junio de 1945. Lo demás lo aporta con su extraordinaria memoria, a sus 89 años.

Comienza por el principio. La fundación de un equipo que se creó con el empuje de los mozos del lugar; había setenta y 25 dispuestos a jugar, aunque carecían de campo. El primer partido lo jugaron en el campo de la fiesta de Melias, equipo vecino del mismo concello, con el que mantuvieron primero una buena relación, luego unos años de enfado y ahora de nuevo, una competencia cordial. Los del Vilariño no tenían ni campo ni equipación. «Xogaron en calzoncillos e gañamos 1-0», relata Capi. Sumaron otro triunfo ante el mismo rival pero al tercer partido perdieron 5-2 y les urgió tener un campo para poder entrenar y jugar. La primera opción, en San Miguel do Campo, era un terreno comunal que los mozos preparaban de noche después de trabajar todo el día en sus oficios. Fue el padre de Antonio, un expolicía depuesto por el régimen franquista por haber luchado del lado republicano, quien propuso la alternativa de O Medo. Eran fincas particulares, de 17 dueños, a los que pusieron de acuerdo pagándoles un alquiler anual a cada uno.

Un año después de la fundación, el Vilariño ya tenía el campo de O Medo, que sigue siendo el actual, tras varias ampliaciones y mejoras. Se inauguró, indica Antonio, el 9 de junio de 1946. El equipo se hizo con sus primeras camisetas, verdes y blancas, como las del Betis. Luego, recuerda Capi, les mandaron equipaciones de Argentina, les regalaron la del Bocca Júnior y la del San Lorenzo de Almagro. Fue en 1956 cuando el equipo vistió sus colores propios, camiseta roja, pantalón azul y medias rojas.

Después de pagar un alquiler de más de 500 pesetas anuales, en 1960 el club pudo comprar el campo, con fondos propios. Se pagaron 11.626 pesetas, según el documento que guarda Capi. La inauguración fue algo amarga, porque el Melias, al verse perdiendo 2-1 y con un penalti en contra, abandonó el campo, dejando sin partido al millar de espectadores que habían acudido al campo. «Botamos vinte anos sin xogar co Melias. Eu, nos vinte anos que xoguei, non me enfrentei a eles», menciona Antonio sobre aquel conflicto ya superado. «Agora levámonos moi ben».

«O fútbol era o principal para min», resume Capi, y para aquellas generaciones de jóvenes que trabajaban muy duro todo el día, más de diez horas, y los domingos iban andando a los campos de Velle o Loñoá para jugar. El primer partido al que fueron en autocar se jugaba en el campo de Os Gozos, apunta. «Era un coche mixto no que ían 130 persoas, moitas subidas no teito. Ao chegar a Castadón tivo que dar a volta porque non subía», ríe.

El entonces denominado Real Club Vilariño se federó en la temporada 1969-70. Fue Antonio a hacer el trámite y tuvo que improvisar cuando le prohibieron usar el adjetivo de real. Con apuro, por no poder consultarlo con los socios, se le ocurrió Atlético Vilariño. De vuelta, el nombre fue bendecido por los socios.

En la parroquia, Antonio fue presidente durante 37 años de la Hermandad del Santísimo Sacramento. La cofradía se había fundado en 1910 para ayudar a los feligreses a sufragar los entierros. Cada miembro paga una cuota anual con la que se aportan 1.100 euros para cada funeral. «Antes morría un promedio de seis persoas cada ano, pero apuntábamos outras tantas que nacían. Hoxe non se apuntan nacementos e baixan os socios. Pasará que chegue o día no que o que se recaude non chegue para o enterro», calcula sobre el futuro de esta asociación.

«Traballei sempre no campo; ao tempo, o viño vendíase ben»

Antonio Álvarez nació en Vilariño y vive en Barreiros, en el mismo municipio de O Pereiro de Aguiar. Allí se casó con su mujer, a la que sigue unido y cuida después de sesenta años de matrimonio y con la que tiene dos hijos y cinco nietos. Antonio trabajó la mayor parte de su vida en el campo, salvo tres temporadas en la construcción en Suiza, adonde emigró por primera vez en los años sesenta. «Alí na construción era marabilla, traballábase menos e estaba todo máis adiantado. Aquí pagaban mil pesetas á semana e alí por día», ejemplifica. Pese a la dureza del trabajo, el campo también proporcionaba ingresos en aquel entonces. «Ao tempo o viño vendíase ben; a xente de Vilariño ía vender cereixas ou pavías á cidade. Agora págase moi mal, non sei que pasa na praza de Ourense», comenta. Su mujer era modista y cosía trajes de novia. En la familia se siguió la tradición futbolística. La nuera es actual presidenta del Vilariño y dos nietos se hicieron jugadores.

De su infancia, tiene pocos recuerdos de la guerra, que le pilló en Barcelona, donde su padre servía como cabo de la policía. El padre luchó contra Franco, al acabar la Guerra Civil estuvo en el exilio en Francia y al volver fue capturado. Antonio recuerda haberlo visitado con su madre en un campo de concentración en Valladolid. Salvó la vida pero le quitaron el empleo público.

Su rincón

DNI. Antonio Álvarez nació en Vilariño en 1932. El día 21 cumplirá 89 años. Vive en Barreiros, O Pereiro. Trabajó en el campo, y en la construcción en Suiza.

Su rincón. El campo de O Medo, en Vilariño. Fue jugador 20 años, presidente, es directivo y recopiló la historia del club y su estadio.