Aquí se viene a servir

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

Armando Ojea y Gonzalo Pérez Jácome
Armando Ojea y Gonzalo Pérez Jácome Santi M. Amil

24 oct 2021 . Actualizado a las 12:21 h.

Yo soy de las que envío muchos correos programados. Los demás no tienen la culpa de que se me ocurra una idea para un reportaje un domingo mientras doy un paseo o de que me acuerde a medianoche de un encargo pendiente. Me parece una cuestión de sentido común y de cortesía. Ya lidiamos bastante los periodistas con los imprevistos como para bombardear con temas que pueden esperar al día siguiente. Otra cosa es que ardan las termas de A Chavasqueira, por poner un ejemplo. En ese caso no me hace falta ni llamar porque para cuando aviso, ya están en ello la redactora y el fotógrafo. Los periodistas asumimos que la noticia puede saltar en cualquier momento. En esto, muchas veces, vamos a medias con los políticos. Con frecuencia los alcaldes de la provincia están disponibles para nosotros, como lo están para los vecinos, sea la hora que sea. Servicio público. Otras veces no. O porque están desbordados o porque pasan del tema. Luego están los políticos profesionales o, sea, los que dejaron su trabajo y cobran un sueldo. A veces un buen sueldo. A veces un buenísimo sueldo. Lo que en terminología municipal es una dedicación exclusiva, porque el edil se ocupa únicamente de sus tareas en el Concello y renuncia a otras actividades para tener más ingresos. En estos casos la disponibilidad es como lo del valor en la mili: se le supone. En Ourense, no todos la practican, eso sí.

A nivel informativo Jácome juega. Por un lado, tiene incontinencia y envía notas de prensa a discreción. Como si no hubiera un mañana. Sin contar sus mensajes en Twitter. El teléfono lo coge, eso sí. Pero cuando hay una solicitud oficial de información, recurrentemente se niega a facilitarla. Luego está Ucha, que responde siempre. Pero con quien nos quedamos con la boca abierta es con Armando Ojea cada vez que él se queda con la boca cerrada, que es casi siempre. Y haciendo alarde. O no tiene nada que decir. O no opina. O no es cosa suya. O está durmiendo la siesta. O es domingo y tiene que descansar. La desconexión es sagrada, claro que sí. Pero cuando uno es teniente de alcalde y cobra 58.000 euros al año (58.000, sí) quizás debería recordar que a la política se va a servir. Y más si se tiene un sueldo privilegiado.