La primavera pictórica de Teresa Cormenzana en el Espacio de Arte Verino
16 may 2021 . Actualizado a las 21:22 h.«Te traeré de las montañas flores alegres, copihues, avellanas oscuras y cestas silvestres de besos. Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos». Pablo Neruda.
El Espacio de Arte Roberto Verino presenta la exposición Pinceles, flores y bosques de la artista natural de San Sebastián, Teresa Cormenzana. La refinada percepción de la naturaleza le impulsa a crear, inspirada en el exultante cromatismo poético de su esplendor, flores y campos en los que la primavera deja su huella de margaritas en la sobria maravilla de lo humilde con notable sofisticación y elegancia. El interés por los efectos expresivos de la luz y la temperatura de color además de una técnica depurada por un continuo aprendizaje, la experiencia y la investigación a través de la observación de las múltiples combinaciones de los pigmentos, hacen de la obra que presenta en el Espacio de Arte Roberto Verino, manifiesto poético de sus intereses plásticos.
Coherencia en las masas y campos de color que delimitan los volúmenes perfilando los pétalos sobre las adelantadas hojas en un juego perspectivo donde los macizos florales se presentan en primer plano iluminado sobre la austeridad del fondo plano. Esta superposición del objeto protagonista revela un interés prioritario por el elemento figurativo concreto que se desmarca del fondo uniforme. La primavera brota del espacio expositivo del carismático diseñador con la alegría de su victoria sobre el frío.
Teresa Cormenzana traslada esa fascinación por el color que siente y manifiesta a través de sus obras con una pintura de paisaje en clave metafórica que confronta distintos niveles de lectura con un juego visual que estimula la imaginación y la memoria en las escenas de bosques, claros y arboledas en los que se abren caminos recordados por un déjà-vu.
Égloga de imágenes con engranaje poético de gruesos empastes y cromoluminarismo en los efectos que consigue con la combinación de los pigmentos para lograr armonías de impacto emocional en montajes heteróclitos con reminiscencia de paraíso perdido como en los paisajes de Gamarra y un tratamiento global de la superficie plástica de la escena con el efecto táctil de las texturas y una representación de lo sublime romántico con cierto Rousseaunismo de la naturaleza como en Desde mi terraza.
Tinte autobiográfico
Obra referente a las experiencias vividas con alto componente autobiográfico a través de distintos enfoques, un discurso enfrentado desde la dualidad de lo doméstico y lo público o exterior: naturalezas muertas y escenas de interior bajo la connotación de lo reservado y privado, espacios naturales como espacios de crecimiento y libertad, una dimensión íntima y pública de la persona en simbiosis. En Jarrón con flores (2ªfase) y Jardín con Flores (1ªfase) la autora reflexiona sobre las fases de construcción de una obra, work in progress, estructura, geometría y manchado.
En Hortensia y Flores de Leonor se aprecia una composición definida por el motivo vegetal protagonista. Es en Iris donde se aprecian desplazamientos, encuentros y compilaciones en sus distorsiones expresivas y en el movimiento con vitalismo expresionista que remite a Van Gogh.
La experiencia de la vida
De sublime elegancia resulta De inspiración japonesa, trasladando al espectador la sinestesia o metáfora sensorial del perfume de los cerezos en flor y el orientalismo de Matisse en la disolución de las formas figurativas de las armonías abstractas de Cézanne.
El paisaje exterior se abre a la experiencia de la vida. Dípticos de bosques, naturaleza inexplorada y extrema libertad son características de la obra de esta autora en su búsqueda y hallazgo de la belleza, el equilibrio y la libertad a través de la creación y un vitalismo exultante.
En la historia del arte, las flores han sido tema recurrente de los creadores. La energía cromática de la naturaleza ha inspirado a artistas durante siglos dedicando, algunos autores, sus trayectorias profesionales a la producción de bodegones, naturalezas vivas y muertas. Desde las deliciosas impresiones de flores de hibisco creadas por el maestro del Ukiyo-e, Hiroshige, a los artistas holandeses que como Bosschaert pusieron en valor el género del bodegón antes secundario, artistas como Rachel Ruysch, Georgia O´Keeffe, Fantin-Latour, el gran Van Gogh, los impresionistas Manet, Monet y Renoir y Klimt, Mondrian, Redon, Cézanne, Matisse, Picasso, Nolde, Warhol, Saphiro o el fotógrafo R. Mapplethorpe, se han dejado seducir por el misterio de la naturaleza. Teresa Cormenzana invita a descubrir ese plaisir de vivre desde la atalaya de su bosque mágico.