Somos unos cuantos -millones- los que trasnocharemos en la madrugada del próximo lunes para ver otra Super Bowl, otra final espectáculo al estilo inconfundible del deporte norteamericano. Y la de este año tiene miga, porque un tal Tom Brady, 193 centímetros de leyenda del football y marido de modelo famosa -Gisele Bündchen-, puede engrandecer su figura aún más con un nuevo anillo de campeón. Atesoraría así más títulos que todas las franquicias de la NFL, superando al equipo de toda su vida, New England Patriots, a los que dejó para jugar este año en los Tampa Bay Buccaneers.
Por si fuera poco, los de Florida jugarán en casa, para afrontar un reto más que complicado, ya que tendrán delante a los vigentes campeones, los Kansas City Chiefs de Patric Mahomes, al que muchos consideran el heredero. Sobre todo, desde que ganó su primera Super Bowl y firmó un contrato al estilo Messi, 500 millones de dólares por los próximos diez años.
Antes de eso, tampoco pienso perderme nuestra pequeña -y más desconocida- finalísima. Será la fase de tres días para determinar quién se impone entre los ocho mejores equipos del hockey sala nacional, nivel top en Europa. Y uno de ellos es ourensano, el Barrocás. Se ha convertido en un fijo en los últimos años y hasta fue capaz de pisar el podio, desafiando al dominio catalán o al poderoso Complutense madrileño. Es una lástima que el año de pandemia impida el paso del público al Pazo, pero siempre nos quedará el streaming. Y una pena también que el virtuosismo con el stick no sea tan bien pagado como Brady o Mahomes. Ni mucho menos.