«El humor es una forma de mirar el mundo»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

cedida

El actor Pepe Viyuela protagoniza «Esperando a Godot», en el Principal a las 19.00 horas

23 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Esperando a Godot podría describirse como un rayo de luz en la oscuridad. Una obra repleta de humor, de humanidad y de esperanza, en un marco de posguerra en el que abundan la tragedia, el dolor y la pobreza. El clásico de Beckett se reinventa a través de la dirección de Antonio Simón y llega al Teatro Principal este sábado, a las 19.00 horas. Las entradas, desde 12 euros y todavía a la venta, pueden adquirirse a través de la web de Ataquilla.

Entre los protagonistas de esta versión está Pepe Viyuela, como Estragón. Se suben con él al escenario Alberto Jiménez, Fernando Albizu, Jesús Lavi y Juan Díaz.

-Esperando a Godot es ya un clásico del teatro.

-Sin duda. Hablamos de una función que se estrena en 1952 y que se convierte en la más representada del siglo XX, camino ya de serlo también en el XXI. A mí particularmente me parece una función muy complicada pero que precisamente por ello es interesante. Beckett quiso esa complicación, buscó situarla en un lugar de ambigüedad tan grande que permitiese llevar a cabo muchas lecturas diferentes.

-Y lo consiguió...

-Sí. Dependiendo de la situación en la que nos encontremos, tanto individualmente como desde el punto de vista social, podemos leerla de muchas maneras. Está escrita después de la Segunda Guerra Mundial y claramente, en aquel contexto de posguerra, hacía referencia a una situación de pérdida de rumbo por parte de la humanidad y a su necesidad de tener que volver a encontrarse. Pero hoy en día, sin ir más lejos, a nosotros nos ha pillado justo en medio el covid y no podemos evitar, ni el público ni los actores, que de cada uno de los momentos de la función surjan referencias constantes a la situación. Esa incertidumbre generalizada y la sensación de que estamos esperando a que cambie algo y todo pase. Es una obra magistral, de verdad, con una capacidad de adaptación a cada contexto histórico alucinante. A mí me entusiasma y cada vez me gusta más.

-¿Pero hay comedia en todo ese drama?

-Durante toda la historia de esta función se ha intentado ahondar en el tema trágico. Sin embargo lo que nosotros opinamos, empezando por nuestro director, Antonio Simón, es que tenía que abundar el humor. Queríamos extraer del texto y de la situación todo el humor posible. Evidentemente es ácido y muchas veces hasta negro, pero no deja de ser una forma de comedia. Ese ha sido nuestro objetivo y después de un año girando con ella, puedo decir que lo hemos conseguido, despierta mucho las carcajadas de los espectadores y eso es algo de lo que estoy muy orgulloso. Esta obra es una sabia combinación de tragedia y de comedia, muy bien servida, con unos personajes excepcionalmente tiernos y vulnerables. En el fondo nuestra versión de Esperando a Godot tiene mucho de payaso y lo estamos pasando muy muy bien con ella. De hecho, acabamos las actuaciones en verano y no tengo ninguna duda de que me va a dar muchísima pena dejar de ser Estragón.

-¿Cómo definiría esta versión?

-Creo que es esperanzadora. A pesar de la negrura en la que viven, los personajes no pierden ese tono alegre, o al menos positivo. Han asumido la situación trágica que les ha tocado vivir y también que se necesitan, que se tienen que ayudar y que el uno sin el otro no iría a ningún sitio. Este es uno de los mensajes centrales que lanza la función y me parece que es un aprendizaje que, aunque siempre es importante, en un momento como este es fundamental que lo tengamos en cuenta. Es un canto a la amistad, a la cooperación y al encuentro, por encima de las diferencias de cada uno.

-Usted es uno de los actores que mejor trabaja la comedia en España. Ahora que la situación que nos rodea parece haber provocado el malestar y el enfado generalizado, ¿cree que el humor es una buena forma de salvar al mundo?

-Creo que el humor se tiene en una consideración diferente a la que creo que se debería tener. Se relaciona con la frivolidad frente a las cosas, incluso desde el lenguaje popular con expresiones como «esto no es cosa de risa» o «no te lo tomes a broma». Creo que cuanto peor nos va, tanto en nuestra vida personal como en el mundo como sociedad, más necesitamos del humor. Veo la comedia como algo terapéutico y sanador. Es una forma de mirar y de estar en el mundo. Por supuesto, hay veces en las que ni yo puedo y caigo también en el desánimo o en el cabreo, pero he experimentado a lo largo de mi vida que cuando me tomo las cosas con sentido del humor estoy mejor, las afronto con mayor brillantez y soy más capaz de solucionarlas. Frente al miedo, frente al odio y la transigencia, el humor es una herramienta hermosísima y muy valiosa. Bien utilizada puede servir para reconstruirnos y para ayudarnos a convivir, pero no debemos olvidar que no siempre es válida porque hay muchos que la usan para herir y eso es intolerable.

-Después de Estragón, ¿qué viene?

-Pues este verano empezaré con los ensayos de una versión de Tartufo dirigida por Ernesto Caballero. Después de representar a Beckett, que llegue Molière me hace muchísima ilusión y tengo infinitas ganas de hincarle el diente. Y también empezaremos en breves con un programa de entretenimiento que se llama La noche de. Se estrena a finales de este mes en TVE y estoy encantado porque allí estaré con compañeros increíbles como Dani Rovira, Antonio Resines, Cristina Medina, David Perdomo y Lara Ruiz. Vamos a pasárnoslo bien y a intentar que sea muy divertido