Conviviendo

Luis Manuel Rodríguez González
Luis M. Rodríguez A BOTE PRONTO

OURENSE

13 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Bares, qué lugares, tan gratos para conversar. Quienes callejeamos en plena era ochentera, de garito a garito de este país, recordamos esa tonadilla pegadiza, en la voz grave de Jaime Urrutia y el sonido inconfundible de Gabinete Caligari, una de esas bandas que metieron en el saco de diversidad de la bautizada como «movida madrileña».

Pasaron más de treinta años y la palabra bar parece difuminada. No podía ser menos desde que el covid-19 golpeó nuestras vidas. Hoy, la provincia de Ourense es una especie de zona cero, en la que nos piden el máximo esfuerzo para evitar la escalada de los contagios. Las normas de la mascarilla y la distancia social parecen relajarse en exceso en los locales de hostelería y quienes los trabajan acentúan las quejas, porque también son afectados.

Como siempre que hablo del tema, insisto en que todos podemos opinar, pero es necesario ser sensibles con quienes lo han vivido en forma de enfermedad mortal de familiares o amigos, incluso sufriendo esa realidad en carne propia. Solo por eso, debemos ser responsables y consecuentes. Pero la pandemia también es una carga pesada para quienes no pueden desarrollar con normalidad su actividad laboral.

Las mesas de uno en las cafeterías son una complicación añadida. Y si no pueden mantener una terraza mínimamente rentable, queda bajar la persiana. Nosotros nos sentaremos solo acompañados de nuestros convivientes, vale. Pero los políticos de distinto signo también debían convivir con el objetivo de salir adelante de este follón. Los que íbamos al bar solo podemos colaborar. Y lo haremos.