Los exámenes que realiza Sanidad a conductores que Tráfico detecta que pueden haber perdido facultades- bien porque han sufrido un accidente o se equivocaron al entrar en una autovía o bien porque un familiar aporte un informe médico- son un procedimiento administrativo. Pero lo más cotidiano es que sean los centros psicotécnicos los que vean que una persona no está apta para conducir, ya sea porque ha perdido facultades por su edad o por alguna patología. Modesto Nóvoa es desde 1983 médico del centro de reconocimiento psicotécnico de conductores Juan XXIII, que realiza el 40 % de las exploraciones en Ourense. Habló a los médicos de las dificultades que hay para evaluar ciertas dolencias y pidió su colaboración informativa.
-¿Qué criterios siguen en las exploraciones de conductores?
-La exploración médica se hace según un real decreto que reglamenta qué enfermedades pueden ser causa de restricciones para conducir. No podemos acceder al historial clínico de una persona y cuando se hace una exploración es ella quien tiene que hacer una declaración de responsabilidad de que no tiene defecto físico. Hay patologías que se detectan en la exploración pero otras son subjetivas. Por ejemplo, un ataque epiléptico. Si una persona tiene diabetes se necesita un informe de su médico que diga que la tiene controlada, o si lleva un marcapasos, un desfibrilador o ha sufrido una operación de cataratas hay períodos de carencia hasta volver a conducir. Por eso necesitamos la colaboración del médico, aunque los responsables somos nosotros. Elaboramos un informe y decimos si la persona es apta -aunque sea con limitaciones como llevar gafas- si su permiso está interrumpido o si no es apto por algún defecto. Interrumpimos muchos para pedir informes complementarios.
-¿Cuesta decir que no son aptos?
-A veces da dolor de cabeza decir que no puede conducir porque el carné da mucha independencia y aquí no hay otra forma de moverse. Pero hay que compatibilizar su movilidad con la seguridad vial adecuada. Los códigos limitadores se usan mucho. No son invalidantes, se adaptan a su movilidad sin que sea un peligro.