No nos salva ni la hemeroteca

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

09 dic 2019 . Actualizado a las 10:27 h.

Uno de los recuerdos mas vívidos que tengo de mi infancia es la primera vez que me pillaron en una mentira. Puedo experimentar el rubor en las mejillas, el pulso acelerado y el sudor en las manos cuando lo recuerdo. Supongo que, cuanto más pequeño, más grande te parece el problema. Lo peor de todo es que fue una mentira innecesaria así que me pasé el sofocón para nada. Hubo un tiempo en el que a la gente le daban apuro estas cosas: que te pillaran mintiendo era suficiente para que te pusieras colorado y para que, temporalmente, se te quitasen las ganas de meter bolas. Hubo un tiempo en el que a los políticos les daba apuro que los pillases en una trola o que sacases a relucir sus contradicciones (que no deja de ser otra manera de mentir) con una página de hemeroteca en la mano.

Luego vino la posverdad. Y en esas estamos. Que algo parezca verdad es más importante que ese algo realmente lo sea.

Ahora no nos salva ni la hemeroteca. Porque da igual las páginas que saques a relucir. Ahora ya ni se intenta disimular. Como te digo una cosa te digo la otra. Y tan contentos.

Cuando Gonzalo Jácome se comió todos los sapos del mundo al pactar con Baltar ya nos hicimos una idea de cuál podía ser su línea en el futuro. Pero desde entonces no ha hecho más que apuntalar la sensación de que todo vale. Las declaraciones del alcalde y de su portavoz en torno al plan de urbanismo son solo una muesca en este revólver con el que Jácome acabará por dispararse en el pie. No es un caso único. El alcalde va acumulando contradicciones que solo contribuyen a hacer más grande la primera en la que incurrió: pactar con su mayor enemigo político para alcanzar el poder. Censura cosas que él hacía en la oposición y se bendice a sí mismo por cuestiones que, de haber sido abordadas por el anterior gobierno, hubiera criticado hasta la saciedad. Quedan cuatro años por delante. Entonces habrá que ver si sus votantes se lo perdonan y, lo que es más importante, si se lo perdona a sí mismo.