Miguel Caride fue el concejal elegido por el alcalde para hacer de portavoz del gobierno. Y, no cabe duda, de que se gana el sueldo. Cada comparecencia suya es un campo de minas. Pise donde pise, hay charco. El motivo es que su líder despotricó tanto cuando estaba en la oposición, que por más que se empeñe en hilar un discurso coherente no puede caer más que en contradicciones. Y es que muchas de las argumentaciones de Caride sobre temas fundamentales de la ciudad o sobre la oposición se caen por el propio peso de la hemeroteca que perseguirá a Jácome todo el mandato. El último ejemplo está en el plan de urbanismo. Realizó Caride una encendida crítica a la oposición a la que acusó de no ser seria y de que en temas como el PXOM no se podía criticar sin conocer en profundidad los documentos ni tampoco decir lo primero que se le pasase por la cabeza. Venía esto a cuento de que PSOE y BNG entendían que DO se había «baixado os pantalóns» con el PP por el plan urbanístico. Su argumentación choca de lleno, como tantas otras veces, con el pasado documentado de su líder. Jácome, en marzo del 2014, decía en una entrevista en La Voz: «Si soy alcalde lo más seguro es que no tenga dedicación exclusiva, porque no va conmigo la burocracia» (se lo pensó mejor). «Odio todas esas reuniones y juntas de área. Suelo desconectar mentalmente». Pese a no querer asistir a reuniones farragosas sobre el plan y otros tantos asuntos, Jácome se permitía hablar del PXOM y lo hacía alto y claro para asegurar que estaba «trufado de pelotazos». ¡Qué diría Caride de un líder de la oposición como Jácome!