El regidor ourensano se arrancó con una melodía a los teclados antes del inicio del Piano Meeting 2019
29 sep 2019 . Actualizado a las 08:53 h.El inicio del Piano Meeting 2019 tuvo un protagonista efímero e inesperado. El alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, se arrancó con una melodía breve sentado a los mandos de un Yamaha traído desde Portugal. Tras su actuación, el regidor dio paso a Estefanía Cereijo, una joven de Bueu que participa en el certamen por tercera vez consecutiva.
Los actos por el Día Internacional de las Personas Sordas demoraron la hora programada inicialmente para el arranque del evento, que en torno a la una de la tarde se inició en la praza Maior al mismo tiempo que en As Burgas. Sobre el escenario instalado ante el Concello, Cereijo se frotaba los brazos antes de comenzar su actuación. Hacía algo de frío, pero la pianista -que lleva seis años estudiando en Porto- sonreía y le restaba importancia. «Con el calentamiento previo las manos ya entran en calor», dijo.
Cereijo, con experiencias previas en orquestas de Austria, los Países Bajos y Portugal, interpretó dos piezas de Ravel y Liszt. Y la pontevedresa no lo tuvo sencillo para conseguir que el público se concentrase en su música, porque en las cercanías de la plaza se escuchaban los ecos de la Real Banda de Gaitas en las calles próximas y también apareció un hombre disfrazado de pollo amarillo en lo que, a todas luces, parecía una despedida de soltero.
Pese a estas distracciones iniciales, todo salió como la seda para Cereijo, que se despidió con una reverencia ante el público para dejar su hueco a Gema Arias en la segunda sesión de la mañana en el casco antiguo de la ciudad. Poco antes de que Arias se sentase, una niña del público irrumpió en el escenario y se puso a curiosear en torno al teclado, como si hubiese encontrado su futura vocación.
No fue la única aficionada que quiso sentarse en el banquillo del Piano Meeting, que contó con el patrocinio de Viaqua. La jornada de actuaciones en la praza Maior y As Burgas se extendió también a O Posío y el parque de San Lázaro, donde se abrieron huecos en la programación del día para la intervención de amantes del piano, que tuvieron una oportunidad para mostrar sus habilidades ante el respetable ourensano.