¡Fuego!

OURENSE

07 sep 2019 . Actualizado a las 10:48 h.

Acaba de comenzar el mes de septiembre y tras un agosto «relajado» llegaron los incendios. «Ya nos extrañaba», oí decir a un vecino. Algunos son el resultado de la casualidad, de la mala. Como la del conductor que vio cómo ardía su coche en plena A-52 en Cenlle y no podía hacer nada por evitar que las llamas pasasen al monte. Seguramente que a estas horas estará lamentando más que nadie el suceso. Pero detrás de la mayoría está la mano de personas que pueden ser su vecino, su compañero de trabajo, su amigo, su familiar. De gente que planta sin más. Si está enfermo, dígale que de eso se sale. Acompáñelo, si es posible, a algún médico. Si cree que lo hace por desconocimiento dígale que detrás de esa acción está el futuro de sus hijos, si los tiene. Si no, el suyo mismo. Y si ve que no hay nada que hacer, denuncie. La mayoría de los casos de personas investigadas por esto hechos son el resultado de la irresponsabilidad, del uso de maquinaria agrícola anticuada en lugares donde una pequeña chispa se lleva todo por delante. De esos sabemos casos. Pero ¿qué pasa con el resto? Con aquellos que se repiten en las mismas comarcas año tras año. Ellos, si usted conoce alguno, pone en peligro su vida y la de las personas que trabajan para defender sus propiedades. No merecen que usted lo esconda, que mire para otro lado cuando vea que baja del monte cinco minutos después del aviso de ¡Fuego!, que incluso se vanaglorie de sus actos delante del resto. Denuncie, denuncie y denuncie. Es la única manera que tiene de defender lo suyo, lo que es de todos. Así, cuando vea que el fuego ya no se repite a su lado, sentirá que ha hecho algo.