Nichos ecológicos en tiempos de crisis

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OURENSE

Agostiño Iglesias

Zeta muestra su «materia artística» en el Museo Municipal de la capital ourensana

01 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Museo Municipal, acoge en sus salas I y II la exposición Obra matérica de Zeta.

La naturaleza falseada de las escultopinturas, concebidas holísticamente como obra de arte total, con una preocupación por las conexiones espirituales y emocionales y los sistemas físicos, sociales, culturales y lingüísticos. Es este sinergismo de los materiales, los barnices y la policromía que funciona como una organización armónica entre estructura, material e idea a través de un refinamiento visual y la abstracción racional del concepto.

Parte de la experimentación gestual y performativa con los materiales encontrados, integrados en un magma compacto y alusivo, comprometido, véase 1936 instalación que remite a la memoria histórica, a la reconstrucción de un enterramiento improvisado de uno de los muertos de aquel año represaliados y abandonados intentando arrebatar la dignidad con la que nacieron. Esta escalofriante obra se amplia y refuerza con la ventana enrejada de la sala II que contribuye a esa idea de pérdida humana y pérdida de la libertad o confinamiento, celosías y barrotes que plantean el diálogo de materiales y la espacialidad y experimentación entre hueco y masa anticipado por Moore.

A través de esta retrospectiva se puede recorrer la evolución estilística del autor así como la transformación de estilo, conceptos e intereses plásticos mediante una renovación del lenguaje. Partiendo de un estilo figurativo protagonizado por la línea de contorno, un modelado gráfico de trazo nervioso y perfil expresionista con un virtuosismo de líneas encriptados y resolutivas, un dibujo rotundo y expresivo de escenas costumbristas y una revisión del lenguaje expresionista sintético o analítico y una estética de lo inacabado en la soltura e ironía de las figuras en su filigrana de tinta india iluminada por acrílico y la influencia de Cezànne en la articulación y estructura del diseño así como la descomposición en armonías abstractas de los volúmenes naturales.

Esta etapa de los 80 está definida por unas crucifixiones de carácter surrealista en las que expresa con ávida crudeza la crueldad del hombre sobre el hombre y a través de la ironía esa bacanal de sin razón de muerte y vida con una ferocidad orgiástica, garabatismo expresionista y trazos dominados por el empaste y el movimiento así como la alternancia cromática de negros, sombras e iluminaciones. Es el comienzo de una ardua investigación que parte del expresionismo abstracto estadounidense posterior a la Segunda Guerra Mundial y del action painting o pintura gestual de Jackson Pollock, heredero de la formación pictórica de Gorky al que Zeta rinde homenaje mediante una instalación en la que muestra el bote de esmalte sintético industrial y una obra inmersiva con la técnica del dripping creada por Pollock quien en un juego de palabras se denomino Jack The Dripper como analogía con Jack The Ripper (Jack el destripador). En esta línea lo que Zeta plantea en sus obras no es una imagen sino un hecho, el resultado de una acción.

Informalismo matérico que abraza distintas corrientes: pintura matérica e Fautrier y Dubuffet, espacialismo de Fontana, arte brut y póvera en la inclusión de materiales no pictóricos en la obra de manera constructiva y estructural como arena, arpillera (Tàpies), Saura, neoexpresionismo de Anselm Kiefer, chatarra, latón, madera, serrín, telas (Millares) materiales que se presentan como la obra en sí, esto es, no es una pintura representativa en la que se busca una escenificación del tema narrativo sino una obra que se presenta como un todo constructivo en el que el artista actúa sobre la obra destruyéndola en parte con cortes, perforaciones o desgarrones. La composición se diferencia entre zonas con materia y zonas sin textura, el vacío. Arena y aglutinantes con pigmentos y elementos encontrados como Arroyo Ceballos, Luis Feito y Burri, la solemnidad de Boltanski cuyo cuestionamiento entre lo ausente y lo presente, el sentimiento de pérdida y la desolación del desapego se aproxima a la arquitectura al límite de la abstracción y en las experimentaciones que Zeta traslada a su obra como una experiencia física y psicológica que cuestiona la naturaleza y el sentido de la humanidad.

El impacto emocional que traslada al espectador es sobrecogedor en la deshumanización del cuerpo traducido a jirones de tela. Sorprendente escultura. Los materiales orgánicos de la cortina de eucalipto, epidermis y corteza contrastan con el trompe l-oeil del poliespan como simulacro. Matérica es una de las más interesantes y brillantes propuestas expositivas.