Café Pacífico reabre tras un año que su dueño ha dedicado a formarse con los mejores chefs

No hay una fecha concreta prevista pero en «diez o doce días» el cocinero ourensano Francisco Domínguez subirá de nuevo la persiana de su negocio, el Café Pacífico. Conocido por haber convertido el bar de su familia en un restaurante de alta cocina con largas listas de espera -en el que servía cenas los fines de semana con menús cerrados- el chef decidió hace ahora un año tomarse un respiro. «Quería descansar, disfrutar de mi familia y formarme», aseguraba ayer mismo desde su local, en el que se ultiman las reformas con las que quiere presentarse de nuevo ante el público. Y eso ha hecho. Con el objetivo de hacer un curso por mes, ha completado su experiencia tras haber participado en una docena de iniciativas formativas con algunos de los mejores cocineros del panorama nacional. «He estado en Málaga, Vigo, Madrid, San Sebastián, etc. Ha sido una ruta por toda España que me ha permitido aprender cosas nuevas viendo a quienes saben hacerlas y sin tener que estar mirando el reloj», confiesa, reconociendo que «el reciclaje y la formación son imprescindibles en esta profesión».

Y todos esos conocimientos los pondrá en práctica en esta nueva etapa, dice, dejando claro que la esencia de su cocina no variará. «Mi estilo lo tengo muy claro y no lo voy a cambiar, pero voy a introducir nuevas pinceladas, intentando sorprender». Son ya muchos los que, enterados de su regreso, intentan ya hacer reservas pero por ahora no las está cogiendo. No habrá inauguración alguna. «Subiré la persiana y a ver qué pasa», anuncia.

Algunos cambios sí habrá. El Café Pacífico tendrá 20 asientos para comidas y cenas, de lunes a viernes, con un menú degustación de 25 euros. «Quiero que la gente coma bien por un precio razonable», dice. Y se podrá ir con y sin reserva. Los fines de semana los deja para el brunch, esos desayunos al estilo europeo que tantos buenos momentos han dado a sus clientes.

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