La rúa do Progreso comienza a recuperar sus edificios singulares

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Un inmueble de la calle ya está en obras y las de dos más comenzarán en breve

09 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción de edificios no afronta en la capital ourensana su mejor momento, sobre todo por la ausencia de un plan de ordenación municipal que regule las nuevas edificaciones, pero en algunas zonas de la ciudad comienzan a verse proyectos de reforma que sin duda darán un respiro al sector. Además, se da la circunstancia de que algunos de ellos se concentran en una zona de la capital con edificios de importante valor arquitectónico que, sin embargo, llevan años deteriorándose debido a su estado de abandono.

Así, la que en su día se llamó rúa do Progreso como símbolo de la prosperidad que supuso para la ciudad la construcción por ese tramo de la carretera Vigo-Villacastín, es hoy una calle con decenas de inmuebles vacíos, especialmente en la parte comprendida entre la calle Juan XXIII y el Obispado. Algunos de ellos, sin embargo, están comenzando ahora a recuperarse, lo que podría marcar un punto de inflexión para una calle que lleva décadas evidenciando una imagen que dista mucho de aquel progreso que prometía en otros tiempos.

Así, en uno o dos meses comenzarán las obras de reforma de dos edificios ubicados en los números 69 y 71 de la calle. Se trata de dos inmuebles construidos a principios del siglo pasado y que están catalogados, por lo que se respetará su fachada original. Sin embargo, la intervención prevé que su interior sea completamente reconstruido para albergar dieciséis viviendas y 59 plazas de aparcamiento, ya que se aprovechará toda la manzana interior para hacer la zona subterránea. «La fachada se va a mantener, pero el edificio aumentara su altura hasta las seis plantas en uno de los bloques y hasta las cinco en el otro», precisaba ayer mismo el arquitecto ourensano Quico Jorreto, encargado de diseñar este proyecto. Asegura que se trata de viviendas de diseño moderno y de alta calidad, y calcula que las obras se prolongarán durante dos años. El proyecto ya cuenta con los permisos necesarios para el inicio de los trabajos, que ejecutará la constructora Desarrolla. Esta empresa, con sede en A Coruña, ha sido también la encargada de realizar recientemente la rehabilitación integral de otro edificio en el parque de San Lázaro de la capital, en el que también se conservó la fachada, convirtiendo su interior en viviendas de lujo.

También en Progreso, a la altura del número 48, se ejecuta desde hace algunos meses otra intervención en un inmueble que será también destinado a viviendas. En este caso la constructora encargada del proyecto es Adecon, que hará un edificio de cuatro plantas, respetando así tanto la altura actual como la fachada original.

Con estas dos intervenciones, y algunas que ya se han hecho en los últimos años, serán varios los edificios rehabilitados en la rúa Progreso pero todavía quedan muchos otros abandonados, en muchos casos por el empeño de sus propietarios en venderlos a precios desorbitados. «El problema en esa zona es el dinero que piden los dueños, que en muchos casos está totalmente fuera de mercado y hace imposible que se pueda acometer una obra de reforma», explica Quico Jorreto, que reconoce lo difícil que resulta encontrar propietarios que quieran vender a un precio «razonable». Pese a todo, espera el arquitecto que estas posturas se vayan moviendo y cada vez sean más los edificios que puedan recuperar su vitalidad.

El excedente de vivienda nueva sigue bajando en la capital por la ausencia de obras

Las intervenciones sobre edificios catalogados que se están haciendo, o se harán en breve, en la rúa do Progreso de la capital servirán para mejorar la oferta de vivienda nueva que existe actualmente, ya que el excedente de este tipo de propiedades se ha ido reduciendo de forma muy significativa en los últimos años ante la falta de nuevas construcciones.

Así, al cierre del ejercicio del 2016 el sector calculaba que en toda la provincia existían unas 2.300 viviendas nuevas, por lo que a estas alturas la cifra podría haber bajado ya de las dos mil, un mínimo histórico. Esto es porque el año pasado se habían comercializado hasta noviembre algo más de trescientas propiedades sin estrenar. Se trata también de otro dato mínimo, consecuencia del tirón en la comercialización de pisos de segunda mano que se está registrando en Ourense desde hace ya más de dos ejercicios. De hecho, el año pasado la venta de viviendas usadas casi cuadruplicó a la de pisos nuevos, algo que el sector no solo atribuye a la escasa oferta que existe en estos momentos para quienes quieren estrenar casa, si no también al mejor precio que, sin duda, tienen las operaciones en las que se manejan propiedades antiguas.

Además, es frecuente que quienes invierten en pisos de segunda mano hagan esta inversión con el objetivo de dedicar la propiedad, en muchos casos tras una reforma, al alquiler, tratando así de conseguir una rentabilidad para sus ahorros. Con este tipo de operaciones se pueden lograr beneficios de entre un 7 y un 10?% anual, algo difícil de encontrar en el sector bancario.