Yo voy vuestra

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

26 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si alguien cercano pasa el mal trago de una enfermedad y, en un centro de salud o en un hospital, no lo tratan como merecen no me cansaré de criticar a los profesionales responsables y, de paso, al sistema. Pero reconozco -toco madera mientras escribo esto, no vaya a ser- que soy afortunada. Nada demasiado grave nos ha llevado a la camilla y cuando ha tocado pasar por consulta la sensación ha sido de que estamos en buenas manos. Porque el sistema es muy grande y tiene muchos defectos. Porque malos profesionales los hay con bata blanca pero también sin ella. Pero lo cierto es que la maquinaria sanitaria de la que formamos parte va funcionando. Y lo hace gracias a miles de personas que se levantan cada día con ganas de hacer su trabajo, con ganas de curar y con ganas de cuidar.

Esta semana fui al médico y salí con un volante para un análisis, otro para una consulta electrónica, otro para una presencial y unos cuantos consejos. Todo fácil. Después de un año sin pisar el centro de salud llevé dos veces al pediatra a una de mis hijas. Y salí entre sonrisas, tranquilidad y soluciones, además de alguna pomada. La pequeña a la que atendían antes que a nosotros se hizo pis, quizás nerviosa por la visita al médico. En un minuto había una persona limpiando la consulta, resolutiva pero cuidadosa, mientras la doctora tranquilizaba a la niña y a su padre.

Así que, por mucho que la máquina chirríe en ocasiones, lo cierto es que los engranajes funcionan. O a mí me están funcionando.

Yo voy vuestra, aunque algún día a lo mejor me toque enfadarme. Yo voy vuestra. Y hoy más. Porque gracias a unos cuantos de vosotros (batas blancas, pijamas verdes, uniformes azules...) hace seis años entré en el hospital como una usuaria más del Sergas, muerta de miedo, y salí convertida en madre por partida doble. Eso no tiene precio.