No se desanimen, no somos los últimos en todo. Es cierto que no destacamos como potencia empresarial, ni por tener a la población más joven del país, y tampoco podemos presumir de tener jubilados bien pagados pero hay un indicador en el que siempre, siempre, aparecemos en el primer puesto. ¿Lo imaginan?
Sí, los incendios forestales. El informe del Ministerio de Medio Ambiente correspondiente al año pasado situó a la provincia de Ourense en el primer puesto de un ránking en el que nos coronamos, triste honor, como los que peor cuidamos nuestros montes. En total, los fuegos arrasaron entre enero y diciembre 11.355 hectáreas de monte, una cifra que puede no decir mucho por si misma, aunque resulta muy reveladora cuando se compara con la de la segunda provincia en este listado. En ese puesto se situó León, provincia en la que la superficie calcinada fue de seis mil hectáreas, casi la mitad. Y, puestos a comparar, convendría ver los datos de otras comunidades autónomas, como La Rioja o el País Vasco, en las que apenas arden un centenar de hectáreas al año. Es evidente que otra realidad, sin llamas ni desolación, es posible.
Pero parece que Ourense está muy lejos de llegar a un verano con cero incendios. En cuanto suben las temperaturas y se acumulan varias semanas sin lluvia, se repite la historia de siempre, con locos incendiarios haciendo horas extra y poniendo en riesgo no solo el futuro de los montes, sino también la vida de la gente. Así que estén atentos, porque pronto la provincia volverá a salir del ostracismo para brillar en lo único en lo que nadie nos supera. Buf.