Las llaves
Tuvieron estos mismos agentes, según en su momento se había dicho con la fuerza de la inmediatez, una segunda intervención a la que entonces se concedió relevancia. Uno de los vecinos que ya estaba en la calle encontró en el suelo unas llaves, que eran, supuestamente, las que le habían caído o había tirado el sospechoso en su huida. Se había percatado de ese hecho uno de los policías locales que había iniciado la persecución en el tramo de Curros Enríquez entre avenida de La Habana y Xaquín Lorenzo, entre la tienda de Adolfo Domínguez y la oficina del Banco Pastor, conduciendo en dirección prohibida. Se hizo cargo este funcionario municipal de las llaves, recibidas de manos del residente del edificio que las había encontrado en aquellos instantes de desorientación e incertidumbre, cuando solo se conocía la detención de una persona y la realidad del incendio. Faltaba el muerto.
El cadáver fue hallado por los bomberos en un segundo repaso antes de irse
Cuando el joven rumano Alexandru M. L. llegó a las dependencias policiales, los bomberos empezaban a trabajar en la extinción del fuego dentro de piso. Al descubrimiento del cadáver aún le quedaba una hora. Trabajaron rápido para controlar el fuego. Las llamas se limitaban prácticamente a una habitación. Apagaron y abrieron las ventanas para airear la vivienda. No hallaron nada sospechoso en un primer repaso de las dependencias de la vivienda. Una vecina decía en la calle que horas antes había escuchado llamadas de socorro. Se iban los bomberos, pero la insistencia de la policía para que dieran otra vuelta, todo lo meticuloso que fuera posible, hizo que volvieran sobre sus pasos. En el interior de la bañera apareció entonces el cadáver, con signos inequívocos de una muerte violenta. Entre los cuchillos, las entradas y salidas de la vivienda, y las llaves, atando cabos pasó a ser Alexandru sospechoso de algo más que una mera fuga. Hizo luego una confesión que ahora niega, o matiza, su abogado. La policía, sin embargo, ya tenía un sospechoso claro del homicidio, según se desprende de la comparecencia formal fechada a la nueve y nueve minutos de la mañana. El acusado se enfrenta ahora a peticiones de cárcel que suman hasta 49 años y medio en la alternativa más dura contra él.