El enigma de la geometría humana

tareixa taboada

OURENSE

Antonio Cortés

El espacio de arte de Roberto Verino acoge una exposición de Alfredo Montaña

11 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«La pintura es un estado del ser?todo buen artista pinta lo que es». Jackson Pollock.

Una vez más, el mecenas y promotor de arte Toncho González Pazos, acerca al espectador su magnífica colección y propone un discurso cubista para los amantes del arte de calidad en el espacio de arte Roberto Verino, sala en la que el reconocido diseñador verinés apuesta por la cultura, ampliando la visibilidad del arte y su presencia como elemento inherente a la sensibilidad del hombre contemporáneo y manifestación de nuestro tiempo, un ágora artístico integrado en el establecimiento que en la calle del Paseo, acoge sus creaciones. Una ocasión única para disfrutar del cubismo inteligente y postmodernista del gran Alfredo Montaña.

El artista plantea la pulsión del cubismo en la fragmentación facetada de planos aristados en las que descomponen objetos y sujetos representados en una suerte de realidad independiente en la que la idea, acción, sujeto o elemento plástico se presenta no se representa, rompiendo con el criterio imitativo de la realidad del arte de tradición y ampliando el lenguaje pictórico y creando un nuevo espacio plástico.

El cubismo sintético reconstruye la forma que el cubismo analítico dinamita y expande mediante la superposición geométrica de planos y un proceso de segmentación, de acotación de la figura, forma y espacio con un uso artificial y artificioso de la luz para afilar los bordes, contornos y relieves de arista dura, imponiendo un nuevo orden frontal en el intento por traspasar al plano bidimensional del cuadro la sensación de lo táctil y sonoro, de lo temporal y efímero del instante sin anécdota, quebrantando el volumen y la corporeidad de los objetos y sujetos representados con rigor monumental.

Montaña, como Braque y Picasso, rompe con la perspectiva única, multiplicando las visiones en una perspectiva múltiple que simultanea y superpone visión frontal y lateral en la misma secuencia de forma que el espectador decodifica instantáneamente frente y perfil diversificando los ángulos de visión mediante la autonomía de los planos. Formas como vibraciones musicales y fusión orgánica entre sujeto y objeto.

La obra de Montaña está ampliamente representada a través de los trece lienzos que Toncho seleccionó para esta exposición en los que puede analizarse como el artista interpretaba y presentaba la realidad mediante una figuración aristada y la descomposición del bodegón clásico en una articulación de cuerpos y elementos que se integran en el mismo plano representativo y remite al Ma jolie de Picasso en los planos disueltos en el espacio. Los ángulos como pliegues forman apuntados paneles prismáticos de agudos vértices, las esquinas del mantel bícromo diseciona un fondo que se aplasta en damero.

Una desazón provocada por el enfrentamiento simultáneo de realidades distintas que confronta el binomio revolución cultural y revolución social en las interacciones de figura y entorno que conducen a la cristalización en una imagen de todos los aspectos esenciales que congelan un instante con información sinestésica y extrayendo la atmósfera psicológica de la condición humana, con su afectos y aflicciones para mostrarlo pedagógicamente como objeto de estudio sociológico a través del análisis racional de la figura, movimiento y síntesis de los volúmenes en la solidez constructiva de las siluetas, recuerdo de un Cezànne intelectualizado.

Los elementos de sus naturalezas muertas juegan conceptualmente con la oposición masa-hueco como si los objetos mostrasen en su interior el hueso que los sustenta y cierto protagonismo no exento de angustia del vacío, que pese a la euforia del color de una joie de vivre, oculta en las escenas efímeras la alargada sombra del existencialismo.

Las siluetas se articulan en torno a los elementos anecdóticos en escenas de interior fragmentadas por los cortes de los planos en yuxtaposición, las figuran se relacionan en grupos mixtos construidos como arquitecturas vigorosas, presencias escultóricas con una estética años 50 de hombros anchos y sombreros que semiocultan los rostros en mayor parte ensombrecidos y sin definir, sugeridos por los contrastes de luz para levantar los volúmenes fisonómicos pero sin intención de singularizar, exponiendo el rostro anónimo de la humanidad aunque, sin embargo, diferencia sexo y edades de la vida en miembros hipertrofiados en las extremidades, volumetría y captación de las vivencias cotidianas, de las relaciones, funciones y disfunciones del individuo con la sociedad y la realidad.