El edificio judicial mantuvo sin uso la teórica sala de bodas en un año

pepe seoane OURENSE / LA VOZ

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La construcción situada en la explanada lleva un año sin haber prestado servicio alguno.
La construcción situada en la explanada lleva un año sin haber prestado servicio alguno. santi m. amil< / span>

Desde la inauguración, esta construcción aneja ni se utilizó ni se le prevé destino

23 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un año después de la inauguración del edificio judicial, apagada en buena medida la controversia sobre la imagen, hay una pregunta que sigue muy presente. ¿Y eso otro para qué sirve? «Eso otro» es el local que dibujaron los autores del proyecto en la explanada de entrada. Iba a ser el espacio reservado para celebraciones, es decir, la sala de bodas. Pero aún no se ha utilizado. Ni la primera. Está al lado, pero separado del cuerpo principal. Cuando el presidente de la Xunta inauguró el edificio hace justamente un año, se presentó como signo de adaptación a los tiempos, de privacidad, de distanciamiento, ubicando la parte más festiva de la justicia en un escenario diferente, alejado del perfil más árido, de la delincuencia y de los litigios.

No ha cuajado. Tan poco éxito tuvo la iniciativa, que, sin haber transcurrido un mes del acto presidido por Alberto Núñez, se empezó a pensar en reacondicionar ese espacio. Para lo que hiciera falta. Visto el emplazamiento de la Oficina de Atención ao Cidadán, enterrada en el sótano, se estudió esa posibilidad. Era una opción, vista su inutilidad como sala de bodas, pero tampoco llegó a cuajar. Entre otros motivos por razones de seguridad.

Muy amortiguada la controversia sobre la falta de luz y el impacto de las cajas de baños y ascensor en las zonas diáfanas de las distintas plantas, la renovación del sistema de alumbrado ha suavizado las quejas, pero no en su totalidad. La ausencia de ventanas por donde puedan entrar los bomberos en caso de urgencia sigue siendo motivo de preocupación, como han transmitido medios sindicales.

Ha habido, con todo, ajustes. Y situaciones como la que afectaba al juzgado de violencia de género. Echaba de menos el juez decano, en un escrito dirigido a la Xunta, la ausencia de un espacio en el que una víctima pudiera esperar a que se le tomara declaración sin tener que estar en contacto con el agresor. Hicieron falta algunos meses para resolver lo que el magistrada tachaba como una vulneración de la legalidad vigente en la materia, pero este desajuste se resolvió habilitando un espacio adecuado para ese fin en la planta tercera del inmueble, compartido con los tres juzgados de instrucción y los dos juzgados de lo Penal. Se trata de una de las plantas que están a plena ocupación, al igual que la cuarta con los juzgados de lo social y lo contencioso-administrativo, y la segunda, con todos los de primera instancia, incluido el de familia y también el mercantil.

Distribuido el edificio con espacios vacíos, ante eventuales creaciones de nuevos juzgados, es en la planta quinta donde aún queda margen. Parte de los despachos de fiscales y las oficinas de la sección civil del ministerio público comparten escenario con dependencias de un penal.

Las celebraciones, en la sala de vistas del propio juzgado

Las bodas son competencia del Juzgado de Primera Instancia número 2. Es el mismo órgano al que está vinculado el Registro Civil, que es una de las dependencias judiciales que cada día reciben a más personas. Está también instalado en el primer sótano. La actividad y el fluir de ciudadanos es constante. Por lo que se refiere a las celebraciones, es la sala de vistas del propio juzgado la que acoge este tipo de actos, casi siempre discretos.

El juez decano ve avances, pero cree que falta mejorar aspectos como el de la ventilación

A través de Leonardo Álvarez, el juez decano, se canalizó hacia la Xunta de Galicia el malestar existente entre los trabajadores y profesionales cuya actividad se desarrolla en el edificio judicial. Sindicatos, equipo de medicina legal, jueces, letrados de la administración de justicia, abogados y procuradores mostraron sus quejas. En seguridad también hubo que corregir algunos desajustes.

Se ha avanzado «bastante», algunas cosas se han ido mejorando, pero aún quedan flecos. La iluminación artificial, a pesar de los cambios, no convence al magistrado. La ausencia de ventanas, que impide la ventilación, es otra carencia que el decano no deja de reivindicar abiertamente. Sobre todo, según matiza, en el juzgado de guardia y en las consultas de los forenses.

En cuanto a la Oficina de Atención ao Cidadán, considera el juez decano que su sitio debería estar en la planta principal y no en el primer sótano, en una zona de incómodo acceso. Leonardo Álvarez considera que el sitio adecuado para esta dependencia, que tiene notable actividad en el día a día, está entre la zona de control de seguridad y las salas de vistas de los juzgados de lo contencioso.

Sobre la sala de celebraciones, el decano no tiene claro cuál debería ser el destino. Quizás quienes la planearon sepan cuál es su mejor destino, pero, por el momento, no está nada claro el fin al que se destinará ese espacio.