El caso caspa

Pepe Seoane DIAGONAL

OURENSE

07 nov 2015 . Actualizado a las 12:18 h.

Es una lástima que solo las investigaciones policiales o judiciales a las que se presume largo recorrido, con escuchas, vigilancias, laboratorio y mucha paciencia, resumiendo, luzcan nombres llamativos. E indicativos. Que la operación Vitela, por ejemplo, guarde relación con el robo de terneros, cae dentro de lo razonable. Podía haber sido cuatrero, becerro, costilleta, o solomillo, pero fue vitela. Merece nota quien eligió el nombre. Le va que ni pintado; mejor, sin ir más lejos, que la pesada pokémon, aunque al final vaya a resultar que, por su complejidad, el nombre de los tales muñecos hasta era apropiado. Pero gracia, lo que se dice gracia, no tiene ni pizca. La vitela, sin embargo, tiene su punto, sobre todo si está bien cocida, con su ajo en crudo, sal, pimentón y un generoso chorro de aromático aceite de oliva virgen extra. Va en gustos.

Es una pena que, condenados a ser políticamente correctos, no se puedan etiquetar con la misma soltura situaciones o sucesos que surgen, se van presentando por capítulos y requieren de un nexo/brújula para no perderse.

Por pura convención (y limitaciones de espacio en los titulares), decimos caso depuradoras, o altavoces, que no pasan de ser referencia objetiva y fría. Y ahí queda el asunto. Faltan guiños, falta ese toque de frivolidad más o menos contenida, que el lector seguramente agradecería tanto como un esquema para ir redondeando o añadiendo caretos en los nuevos folletines, en los que puede ser fácil llegar a perderse. Si dijéramos caso caspa, un suponer, todo el mundo sabría de qué se habla.