La aparición de «lobbies» en el inestable gobierno de la capital

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

21 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la pasada semana fue la de la entronización de alcaldes y alcaldesas, la que concluye fue la de la configuración de los organigramas municipales. En la capital, el nuevo alcalde hizo público el reparto de responsabilidades entre los nueve ediles del PP. De su análisis, y más allá de cometidos concretos, se vislumbra en lontananza la irrupción con poder creciente de sendos lobbies («No debemos permitir nunca que el peso de estos ponga en peligro los procesos democráticos», Eisenhower dixit), que mandarán más en el consistorio que muchos de los que llevan colgada del cuello la medalla de concejales. Uno de ellos se vislumbra en torno a los exregidores Cabezas y Poli Nóvoa como ya se manifestó en campaña con la exhibición pública que de ambos hizo Jesús Vázquez. Ellos, que fueron copartícipes de que el Supremo declarara nulo el PXOM que tantos perjuicios le trajo a Ourense, serán asesores decisivos ante el regidor cuyo principal compromiso, dijo, es sacar adelante el Plan Xeral de Ordenación Urbana. Un PXOM que, por cierto, será responsabilidad de José Jesús Cudeiro, quien, en decisión que sorprende, lo negociará sin tener dedicación exclusiva. Alguien en el Concello tendría que releer la historia de Pompeya Sila, la esposa del emperador Julio César, que dio lugar a la frase de que «la mujer del César no solo debe ser honrada, además debe parecerlo». Lo mismo puede aplicársele al otro lobby que se dibuja en torno a la edila de Termalismo, Turismo, Compras y Contrataciones, Isabel Castelo, abogada con despacho de asesoría empresarial abierto en la capital junto al expresidente del PP y exconselleiro, Tomás Pérez Vidal, y con relación familiar con la persona de cuya mano llegó el proyecto Xardín das Burgas, uno de los de mayor calado que ella debe resolver. Y mientras se configuran estas relaciones de poder allende los muros de la Consistorial, la oposición está preocupada, y anhelante, por los dinerillos que le repartirán esta semana que, imagino, serán generosos por parte del PP para ponerlos contentos y buscar después su complicidad en asuntos de intereses complejos como el urbanismo o las contrataciones municipales. A Jesús Vázquez, a pesar de su minoría de gobierno, se le nota exultante según se le vio ayer en la visita de la ministra Ana Pastor. Sabe que su fortaleza es la debilidad de los que tiene enfrente.

Barquero. La espiral de aislamiento del PSOE capitalino sigue agrandándose. Y José Ángel Vázquez Barquero, sigue batiendo récords. A los peores resultados obtenidos por su candidatura desde 1979 le suma ahora el hecho de que los socialistas capitalinos queden, por primera vez, sin representación en la Diputación. Recibió la medicina que prescribió desde el 24M. Desde ese día se negó a dialogar con tirios y troyanos. Ahora comprobó que sin diálogo y sin manos tendidas no se alcanzan objetivos ni cuando los que votan son compañeros de partido que le dejaron fuera de la Diputación. Vázquez Barquero tendría que planteárselo con crudeza: «Si hasta los míos no me quieren, ¿cómo me va a querer los demás? Si los que comparten carné del PSOE conmigo me rechazan, ¿cómo voy llevar con fuerza moral la portavocía del socialismo capitalino?».