El aliento del náufrago

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La pintura de Lazcano se expone en la Confederación de Empresarios

18 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Quiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades», Octavio Paz.

El edificio de la CEO, también contenedor diáfano de exposiciones, abre en la arrogante belleza hidalga de su arquitectura a la sociedad ourensana, una selección de pinturas de Lazcano que contemplan la evolución del artista desde postulados figurativos y hedonistas al existencialismo vertiginoso del Expresionismo abstracto o el Informalismo matérico. Un artista de temperamento y convicción, de pasión, de movimiento, luz, gesto e impacto emocional que traspasa a las cuarenta obras expuestas.

Lazcano juega con volúmenes y perspectivas falseados por la intensidad tectónica de la textura, sabiamente trabajada con ceniza y pigmentos que dotan de curiosos terrosos y cenicientos matices las tripas del cartón soporte de la expresión plástica. Su imaginarium plástico es tan extenso como definitivo el corte con el que las hilanderas del destino, Cloto, Láquesis, Átropos o Nona, Décima y Morta o Urd, Verdandi y Skuld dependiendo si se denominan Parcas, Moiras o Nornas y de si hablamos de mitología clásica o nórdica, son capaces de escribir el destino de los hombres y de controlar el hilo metafórico de la vida a través de su madeja blanca en la que entremezclan hilos de oro y lana negra que se corresponden con los momentos felices y los de fatalidad, así Lazcano introduce en su obra el componente existencial distorsionando e hipertrofiando las formas en composiciones de fuerte carácter dramático y gestualidad agresiva. El equilibrio de las composiciones abstractas se refleja en el previo estudio del espacio y del orden de los elementos en el soporte plástico, así como la importancia del mismo, orgánico y humilde que en la mayor parte de las composiciones cobra protagonismo sobre sus pliegues el cartón, como organismo vivo que habla de lo mortal y perecedero de la carne, metáfora de la fugacidad de la vida y la creación, obsesión siempre inalcanzable, trascendente y maldita, exigente e ingrata para el artista.

El Lazcano figurativo mantiene esa dualidad expresiva, por una parte amable y festiva de Festa de mulleres, vinculada a la mujer y a la representación del movimiento y de la anatomía femenina y es dramática, visionaria y expresiva en obras inspiradas por las Pinturas negras de Goya.

La serie Matria con textura de alta densidad conduce al Expresionismo abstracto y al Informalismo y remite a Tápies, Alberto Greco, Millares, Lucio Muñoz o Saura en la construcción de los elementos y su peso, las dinámicas y el equilibrio, la importancia de la materia con valor expresivo y escultórico y la presencia del gesto temperamental en las pinceladas apasionadas, marcadas por el automatismo puro del ritmo creativo, el abandono de la forma figurativa con predominio de la abstracción y el valor de los signos iluminadores o equilibradores.

Los paisajes de Lazcano son terrosos, anticlásicos, pretéritos o imaginarios. Informes masas cromáticas que se ordenan en montes, montañas y mares que tal vez forman parte de esa Realidad sin perspectiva que es reflejo de lo que creemos es verdad (?) «no te importe tanta cicatriz luminosa: mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas».

crítica de arte