El modelo de Baltar para Ourense y la caja B del PP

La Voz

OURENSE

05 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El ciudadano del común nunca alcanza su capacidad de asombro. Y no me refiero a la revolución tecnológica que hace realidad hoy lo que ni Julio Verne pudo imaginar en sus noches de sueños y utopías. Me refiero a la inagotable facultad de los políticos para, en época electoral, soltar las más solemnes tonterías en la convicción de que los electores les premiarán con el voto. Esta semana, La Voz contó perlas como la del PSOE («ha habido una muy buena gestión», Vazquez Barquero dixit) alardeando de su trabajo y olvidando que no fueron capaces ni de aprobar los presupuestos o la del BNG censurando las maldades socialistas («ten ó Concello de Ourense á deriva e sen dirección», Susana García dixit) desdeñando que fueron sus votos los que lo sustentaron. También significativa fue la afirmación del presidente del PP, José Manuel Baltar, sobre el modelo a seguir por la capital ourensana. Ante el mutismo de un aspirante a la alcaldía que sigue al dedillo la consigna de hacer solo lo que le diga Feijoo, Baltar reunió a los periodistas, les mostró un vídeo sobre la ciudad americana de Portland y les dijo que esa era la senda del bienestar pues esa ciudad, «fai quince anos (cuando él la había visitado por primera vez) non soñaba con poder converterse como é agora nun referente». Traté de descubrir en Wikipedia el milagro realizado en Oregón en estos tres lustros para intuir lo que será Ourense en el 2025 si Baltar sigue al timón. Y resulta que los datos señalan que toda la filípica del presidente del PP era pura verborrea. Porque Portland no es una entelequia nacida en el viaje de Baltar del 2000. Es una ciudad (sede, entre otras, de las multinacionales Nike e Intel) con un desarrollo continuo secular que la llevó a ser considerada una de las «ciudades verdes» (las que priman el mantenimiento de los recursos naturales) más importantes del mundo. Lo que no cuenta Baltar es que mientras Portland tiene decenas y decenas de inmensos espacios naturales públicos, en Ourense, el partido que él dirige, decidió llenar de cemento el único pulmón que le quedaba a la ciudad, la finca Santamarina también llamada de la Diputación pues ésta era la propietaria y la que la vendió por calderillas. ¿A qué nos viene Baltar ahora, sin pedir antes perdón a los ciudadanos, con lo de «ciudad verde» para Ourense cuando su gestión se ubica en las antípodas? ¿Son las ocurrencias, cargadas de fariseísmo, ejemplo de un buen gobernante? Creo que no aunque me temo que los ourensanos me desmentirán dentro de un mes interpretando el 24-M, y una vez más, el clásico «mexan por nós e decimos que chove».

Caja B Escepticismo me produce la creencia (como si una investigación judicial fuese un auto de fe) de Vigilancia Aduanera de que José Luis Baltar aportó 210.000 euros a la caja B del Partido Popular de Ourense. No hace falta ser del cuerpo de Aduanas ni ejercer la justicia en Lugo para saber que al ex maestro de Nogueira y al ex granjero de Coren no le quitó el PP ni un duro ni para la caja B, ni para la A, ni para la C. Mientras los funcionarios públicos se dediquen a especular en sus investigaciones sobre imposibles, poco avanzará la verdad sobre la transparencia de las cuentas del PP de Ourense.