Distintos prismas para las mismas realidades

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

24 nov 2012 . Actualizado a las 22:37 h.

Los años no marchitan la sabiduría poética de Antonio Machado que un día escribió aquel verso inmortal: «Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón». Nadie reflejó mejor esa tendencia a utilizar dos prismas a la hora de ver lo que nos rodea. En Ourense hubo esta semana dos ejemplos claros de la predisposición a notar la realidad desde ópticas distintas. Uno fue la huelga del 14-N. Si leemos a los sindicatos, el seguimiento fue masivo. Si a los empresarios, minoritario. Lo mismo con relación a la manifestación de la capital. El respaldo oscila entre los 30.000 que dicen los convocantes (CC.OO., UGT y CIG), los 20.000 de la Policía Local (que manda el PSOE) y las 10.000 de la Policía Nacional (que dirige el PP). Y el ourensanito de a pie, ¿cómo lo verá? ¿Pensará que una mayoría vivió ese día al margen de la convocatoria? ¿Pensará que Ourense es algo más que dos polígonos industriales, el centro de la capital, y tres de los 92 concellos? ¿Pensará que una huelga general es un paro de 24 horas y no un alto mientras pasan los piquetes? ¿Pensará que un día llegará en que los derechos, como el de la huelga, se disfruten en libertad y sin violencia? ¿Pensará si son necesarios encapuchados en la calle para ejercer un derecho constitucional? ¿Pensará que para defender ese derecho no es preciso romper lunas o quemar coches? El otro ejemplo de distinta óptica es la postura del PSOE sobre los políticos imputados por la justicia. El alcalde de Ourense no tuvo sonrojo, después de llegar al cargo por la imputación de su antecesor, en aconsejarle al de Lugo que siga pues «unha imputación non debe levar aparellada a dimisión». ¿Por qué el PSOE pide dimisiones cuando se trata de imputados del PP (caso del delegado de la Xunta o del conselleiro del Territorio) y las obvia cuando son los suyos, Paco Rodríguez al margen? No se le puede quitar vigencia a los versos machadianos cuando las dos Españas están tan nítidas hasta en la tranquila vida de una provincia tranquila como es Ourense.

La frase «Un dos maiores erros foi meter a Pachi Vázquez no Goberno», recoge el expresidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, en el libro del que La Voz adelantó algunos pasajes el pasado viernes. Reconoce su error por no haber escuchado las voces que en el partido le decían que la forma de hacer política del exalcalde de O Carballiño era idéntica a la de Baltar (el de antes). Su sordera le pasó cuando Pachi Vázquez le desalojó del poder una noche electoral por perder la Xunta a pesar de mantener 524.488 sufragios y 25 diputados. Cuatro años después, el de la daga, que llevó al partido a sus peores resultados con la pérdida de 226.904 votos y 7 diputados, sigue amarrado a la poltrona. Touriño se da golpes de pecho ahora pero él fue quien creó al político del que ahora aborrece. En el pecado lleva la penitencia.