Me decía el taxista que Córdoba vivía en contradicciones. Un cementerio lo tiene ubicado en el barrio de la Salud; la Once tiene su delegación en la zona de Vista Alegre y los alcohólicos anónimos se ubican en los Olivos Borrachos. Pero para contradicciones las de mi provincia. La más pobre de España y la que vota mayoritariamente al partido de los pudientes. No importa que se hayan exiliado, a la fuerza, 100.000 vecinos. Da lo mismo que los viejos seamos la principal industria provincial. Por el partido de los otros que aún conserva la O de obrero en sus siglas, intentan presentar de cabezas de lista a un ciudadano y a una ciudadana que no la han hincado en su vida, que han montado su estatus en vivir del sudor ajeno. Una contradicción más, el que hagan negocio con el fuego donde deberían proliferar industrias agrarias que produjesen las 850.000 comidas que tenemos que traer de fuera diariamente. Solo me queda espacio para una última contradicción en la provincia de Ourense: la Diputación, institución arcaica, obsoleta, decimonónica, tiene su sede en la calle Progreso.