El arte también está en los genes

Ruth Nóvoa de Manuel
ruth nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Padre e hijo, pintor y músico, han editado juntos un libro de leyendas

17 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

¿El artista nace o se hace? La pregunta tiene difícil respuesta y más después de una charla con Miguel Ángel Martínez Coello y su hijo Martín, que en el carné de identidad completa su nombre con Martínez Blanco pero que es Blanes de apellido en los programas de sus conciertos. Y es aunque la creatividad pueda venir de serie, lo cierto es que la familia fue fundamental en el desarrollo de la vocación de este etnomusicólogo. De hecho, su hermano, Miguel Ángel, encauza su talento al frente de O pequeno trasno, donde los juguetes son casi de exposición.

Por lo que se refiere a Miguel Ángel Martínez Coello y a Martín Blanes, sus actitudes y aptitudes artísticas coinciden más allá del espacio doméstico. Juntos -y también con ayuda de la familia- han editado, a petición de un grupo empresarial, un libro en el que las protagonistas son las leyendas.

«Es una experiencia completa. Es como algo multimedia pero analógico», explica Martín. Porque el volumen, de cuidada edición, no solo incluye los textos de las historias. También láminas firmadas por el padre, para ubicar cada leyenda en su espacio, y la música compuesta por el hijo para poner banda sonora a cada muestra de la tradición oral.

Así que, en realidad, no es un libro sino una obra de arte, algo a lo que también contribuye el hecho de que solo saliera a la calle una tirada exclusiva. El objetivo, fomentar el respeto por el patrimonio, por ese que no se puede tocar pero que, gracias a su trabajo, sí se puede ver y escuchar. De hecho, la tradición es una constante en la obra de ambos, aunque practiquen disciplinas diferentes.

«Cada uno aportó su talento y toda la familia estuvo involucrada», apunta Miguel Ángel con orgullo al respecto del libro. Para él, el arte también es una forma de vivir en familia. Lo ratifica su hijo al hablar de los orígenes de su vocación musical y de su educación. «El ambiente cultural en casa, el interés por la música y la lectura, eran evidentes. Pasé la infancia escuchando los vinilos de mis padres. Y los libros siempre los tuve al alcance de la mano. Pero para nada era algo obligado. De ahí viene la sensibilidad», apunta Martín. Aunque le atraía la pintura -probablemente por influencia paterna- acabó por hacer de las notas su carrera. Es guitarrista, violinista, musicólogo y compositor. Viaja por todo el mundo, en persona para dar conciertos pero también en forma de partitura ya que sus composiciones se han estrenado en varios países.

«Cuando me decidí mis padres me apoyaron. Me dijeron: ?Si realmente es lo que quieres hacer, adelante?», recuerda ahora el joven músico que también puso, y mucho, de su parte: «Estaban seguros de que yo iba a darlo todo para hacerlo bien».

La creatividad

La artística del padre se completa con la didáctica. «Hay que mantener vivo el cerebro», asegura a la hora de explicar otras iniciativas culturales en las que está inmerso. Sus exposiciones de pintura y los premios que ha recibido se remontan a los años setenta. Y hasta hoy. Lo definen como un autodidacta que ha sido capaz de dominar diversas técnicas manteniendo la emotividad.

Quizás por eso su hijo lo tiene claro: «El arte es trabajo. No viene de la nada. Hay que esforzarse». Y ambos hacen un brindis: por la creatividad y por las cosas bien hechas. Parece cosa de familia.

Miguel Ángel Martínez Coello y Martín Martínez Blanco, aunque este último usa como nombre artístico Martín Blane.

Pintor y músico, comparten inquietudes artísticas y han editado, juntos, un libro.