Tienes, estimado Antonio Fernández, cura y concejal del PSOE en A Gudiña, el mismo derecho constitucional que cualquier español para representar a sus vecinos en un ayuntamiento. Pero lo tuyo no queda bien. ¿No estudiaste a Séneca en el seminario? ¿No recuerdas aquello que decía, antes del nacimiento de Cristo, de que «lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad» ¿Te parece honesto lo que estás haciendo con tu doble vida de servidor de Dios («mi reino no es de este mundo») y de Zapatero («lo enunciaré de forma sencilla, pero ambiciosa: la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España»)? ¿Mantienes tu derecho a servir a dos señores al mismo tiempo?
¿Puedes estar en la procesión y repicando? ¿No te genera ningún conflicto defender por la mañana los preceptos de la iglesia respecto al aborto o al matrimonio y por la tarde reivindicar los postulados del PSOE con relación a estos asuntos? ¿A qué ciudadanos engañas? ¿Imaginas al presidente de la Audiencia, un suponer, de concejal de un partido en Ourense? Tendría el mismo derecho que tú pero, ¡quedaría tan feo! ¿Crees que tus compañeros socialistas harían un canto a la libertad como hacen contigo? Sé que por tu formación tienes una tendencia natural a estar con los necesitados. Si no fuese así, no entiendo que te sumes a la clase política cuando el 80% de la población cree que es el principal problema. ¿Qué buscas en el socialismo de Zapatero, Leire Pajín y Pachi Vázquez? ¿Cuáles son las razones de este pulso público que le echas a la jerarquía? ¿No te deprime tu fracaso político tras la mayoría absoluta del PP en a Gudiña? Entiendo que estés deshojando la margarita de tu futuro, que tengas una crisis vocacional y que quieras buscar un rumbo en la vida. Pero vete como un señor y evita que las personas de fe a las que un día le explicaste, desde el catolicismo, el camino de la salvación, no crean que eras un vulgar farsante.