Jueces entre canasta y canasta

luis manuel rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El primer árbitro gallego en ACB tuvo continuidad en su propia casa

05 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

José Luis Estévez Camiña nació en la localidad pontevedresa de Arbo, aunque es «ourensano por los cuatro costados, porque aquí me crié y viví». Además es uno de los personajes más destacados del baloncesto gallego, en concreto su primer árbitro en la Liga ACB.

El suyo fue el triunfo de la perseverancia: «Veía aquellos partidos de la Primera División B, del antiguo Caixa Ourense, y me fijaba mucho en los árbitros y pensaba en que yo podía llegar a ese nivel y luché hasta el final por conseguirlo». No fue fácil, porque los responsables del arbitraje nacional no parecían mirar a Galicia y el trencilla ourensano tuvo que esperar hasta los 29 años para cumplir su sueño.

«Las dos primeras temporadas fueron maravillosas, pité más de 40 partidos en cada una de ellas, incluido algún Madrid-Barcelona y un encuentro de playoff en el Palau San Jordi, pero la campaña siguiente fue la de la huelga y todo se torció, cambiamos de jefes y, en cierto sentido, quedé marcado», rememora Camiña, antes de admitir que tuvo que optar por convertirse en cabeza de león en la LEB Oro, donde permaneció hasta que se retiró con 46 años.

En total fueron tres décadas en activo, con el silbato en mano. José Luis se define como un deportista de la vieja guardia, porque comenzó a jugar en aquel histórico Albatros de O Couto, para dar el salto después al arbitraje: «Había que pitarles a los infantiles para que practicaran deporte». Se nota que le gusta recordar aquellos tiempos, con especial atención a los primeros años de su heredero Luis Miguel: «También comenzó a arbitrar muy pronto, ya lo hacía a los 16 años. Está mal que yo lo diga, pero tenía condiciones y, aunque parezca lo contrario, no le ayudó ser mi hijo».

Aún así, Luis Miguel adoptó con orgullo el segundo apellido de su progenitor y comenzó a escaldar peldaños en la organización arbitral gallega, pero también tomó para sí el consejo de José Luis, quien lo animó a que nunca descuidara sus estudios.

Compaginó su diplomatura en Ciencias Empresariales con su escalada hasta el nivel de árbitro de Primera Nacional. Incluso participó en los cursos para el ascenso a la Liga EBA, dirigidos por Víctor Mas, pero finalmente optó por centrarse en su profesión y las ofertas laborales que terminó por aceptar.

Así, trasladó su residencia a Verín y perdió la posibilidad de entrenarse para optar de nuevo al ascenso, aunque todo indica que después de un año de excedencia, podría reaparecer a corto plazo.

Probar en EBA si su trabajo se lo permite será una de sus motivaciones, pero moverse en un mundo donde su padre es toda una figura ya es una de sus satisfacciones.

José Luis sigue como comisario arbitral y es fácil verlo en una cancha de baloncesto. Es su pasión y como tal, no la aparca así como así. Es lo que tiene el deporte, engancha.