Estos días en que los ciudadano somos protagonistas de un juego de afecto político en el que nos abrazan y dan la mano, mientras nos piden el voto; en estos tiempos de campaña, de mítines y carteles con photoshop, en que descubrimos nuevos giros del lenguaje, como el reclamo del PP que en un juego de palabras nos dice que está «centrado» y no a la derecha, como yo creía y como creen muchos de sus simpatizantes; quiero dedicar mi artículo a una persona más allá de su ideología. A nuestro alcalde Francisco Rodríguez. No para ensalzar sus logros, porque el espacio es limitado y no llegaría y porque sólo con mirar a nuestro alrededor se manifiesta en cualquier calle o barrio y en cualquier persona necesitada de servicios sociales, la impronta de este gobierno con Paco al frente. Sí, Paco, porque quiero es resaltar el lado humano, su proximidad. Las puertas de su despacho estuvieron siempre abiertas. Siempre escuchando con empatía, siempre preocupado por los problemas de sus vecinos. Cuando muchos asocian política a corrupción, aquí tenemos a una gran persona además de un buen político. Un alcalde con mayúsculas.