En el recuerdo el chasco sufrido por aquel circuito automovilístico que iba a radicarse próximo a Verín y rodó raudo y veloz hasta Teruel por un error de ubicación de más de 800 kilómetros. Vivimos después con gran ilusión la inminente instalación en Trasmiras de una industria capaz de fabricar aviones que no necesitan piloto y que con piloto o sin él voló para aterrizar en tierras de Huelva, o de Lugo, a causa de otro error de ubicación de muchos kilómetros. Demasiados fiascos y excesivas desilusiones para esta provincia que aún sigue sin poder tragarse lo de ser la única donde el AVE es insoterrable. En pleno estado de desánimo y rodeados por la crisis aparece en el horizonte una explosión de luz anunciándonos la futura instalación en Melón de una industria que producirá veinte mil coches eléctricos al año y creará mil puestos de trabajo. Y no estamos hablando de los coches de choque sino de coches de última tecnología, no consumidores de gasolina ni contaminadores del medio ambiente.
Ni se me ocurre entrar a analizar si el escogido es o no el mejor emplazamiento, ni insinuaré la más mínima objeción al respecto. Es más, si en vez de veinte mil son diez mil los coches que salgan de la fábrica de Melón cada año, me conformo. La futura inauguración será un magnífico legado del actual alcalde del municipio para su sucesor que muy probablemente, y al más puro estilo argentino, será su propia esposa. ¡Qué bonito!
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