«La rutina mata al músico»

antonio nespereira OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La profesora pide ayuda: «LLamo a puertas y no se me escucha»

19 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Sus orígenes están en Bilbao, su formación en Zaragoza y Barcelona, pero su presente está en Ourense desde el 2006. «Incluso ya voy con mis amigos a tomar el pulpo a O Carballiño», dice Marisol Mendive Zabaldica (Bilbao, 1955). Ahí la tienen, frente al órgano del Conservatorio, una pieza que llegó en el 2007, que tiene 760 tubos, dos teclados y pesa 2.000 kilos. Ella, de imagen sosegada, voz tenue y manos «trabajadas día a día y en hace algún tiempo tuve tendinitis», es la profesora titular de este instrumento.

Quería dedicarse a la musicoterapia, pero su camino enfiló por otros derroteros. Debe su amor por la música al empeño de sus padres, amantes de esta manifestación cultural y, luego, su talento y la suerte de haber recibido las enseñanzas de «grandes profesores» hicieron el resto.

Empezó con siete años y diríase que nació con las manos tendidas sobre un teclado. Ella, que recibió ese impulso paterno, valora especialmente que «muchos padres y madres traigan de la mano a sus hijos al conservatorio porque tienen la ilusión de que hijo salga músico, y alguno sale».

Como parece obvio, la música le hace feliz y matiza que «más que una profesión, tiene que ser una pasión porque la pasión te lleva a la creatividad y ese es el motor que impulsa». Se aleja de las supuestas bondades del virtuosismo porque «a veces es muy frío, corre el peligro de ser perfecta la ejecución, pero necesito que su música me llegue».

Marisol afirma con rotundidad que «la rutina mata al músico» y, cuando ella toca intenta evadirse aunque en un concierto «siempre notas los ojos pegados del público y te puede la responsabilidad».

Patrimonio

Ourense, tierra que ya conoce bien, tiene órganos preciosos, abandonados muchos de ellos, de ahí que se esté haciendo una catalogación para su posterior restauración. «Llamo a puertas y no se me escucha», dice a la hora de lamentar el abandono de muchos de ellos, olvidados en iglesias ancladas igualmente en un pasado que fue esplendoroso pero que ya no lo es. Confiesa Marisol Mendive amor especial por el órgano de Xunqueira de Ambía, del siglo XVIII y que, cuando suena, «parece que estás oyendo en directo un concierto de nuestros antepasados».

Quizá a medida que crezca la cultura musical en Ourense («cada vez hay más», dice), se recuperen estos pequeños tesoros. En el conservatorio es feliz impartiendo docencia a diez alumnos que se interesan por el órgano.

A las afueras del edificio se ve una agradable vista del Miño, un paisaje que le atrae. Valora la naturaleza de esta provincia de interior y los espacios abiertos por los que suele pasear cuando tiene oportunidad.

Lo que ya no le atrae tanto son los tópicos sobre la procedencia social o geográfica, ni los que afectan a los vascos ni a los gallegos. Marisol dice que «a los gallegos aprendí a conocerlos uno a uno y no es cierto que sean indecisos».

Ourense, con la que se encontró hace unos años, un poco por casualidad, es ahora su casa «y aquí seguiré, si no me echan», dice con una sonrisa leve.

Marisol Mendive Zabaldica

56 años

Profesora del Conservatorio de Música.

Su rincón

El aula, presidida por un gigantesco órgano elaborado artesanalmente con madera de castaño.