El portero se apartó para dejarme entrar. Me senté en una mesa y, al momento, un auxiliar de los 15 que había en sala, del Servicio Galego de Restauración, me trajo la carta y una hoja de pedidos por triplicado. Pedí un café con leche y unos churros. Poco después se me acerca uno de los diez inspectores, privatizado, del Plan Impulsa y me dice que no me puede complacer; la freidora de churros tiene caducado el certificado de homologación; la leche no se la suministraron porque el técnico del servicio de avaliación e calidade, se fue de moscosos y no hay firma. En cuanto al café, Medio Rural no autoriza su importación, para que se consuman productos galegos. Me presentan una minuta de cinco euros por uso y disfrute de un local de la Xunta. Pago en Tesorería del bar, atendida por cinco auxiliares de caja, pertenecientes al Servicio Galego de Recaudación. Tal que así nos gobiernan y les funciona. Nosotros, en cambio, vivimos la mayor parte del año en 28 de diciembre.