La espera por el partido de mañana en Riazor puede contarse por horas. Esta tarde es esperado en la capital coruñesa el Osasuna, cuya presencia siempre despierta temor en los campos que visita, aunque ahora, y de un largo tiempo a esta parte, según apuntan los amigos de las estadísticas, suele regresar a Navarra de vacío, sin puntuar. Este dato no deberá ser motivo para que los jugadores deportivistas dejen de valorar como es debido la importancia del encuentro.
Si ganar los partidos no suele ser empresa fácil, y el Deportivo actual es un ejemplo, esas dificultades también las encontrarán los de Lotina en esta ocasión.
No solo porque el Osasuna llega también agobiado por la falta de puntos, sino porque en el banquillo tienen a José Antonio Camacho, un hombre que goza de justo prestigio en el mundo del fútbol, tanto en su época de jugador como ahora de entrenador. Sabido es que los equipos que dirige Camacho nunca arrojan la toalla y dan la cara hasta que el árbitro da el pitido final.