De sus once años en el cargo hace un balance equilibrado. «Como todo en la vida, tuvo sus pros y sus contras», dice. Sea como sea, esa década larga ha dado para mucho. En ese tiempo Baños se convirtió en un funcionario de la máxima confianza de Baltar y este lo correspondió con una visibilidad pública poco usual para un interventor. Para el recuerdo quedará el encargo de dirigir el COB, donde fue primero secretario y después presidente. Se convirtió así en juez y parte pues debía fiscalizar las cuentas de la Diputación y a la vez gestionaba un club cuyas acciones estaban en su mayor parte en manos de la institución provincial. La aventura deportiva salió mal y pronto volvió a dedicarse en exclusiva a la intervención.
Ahora Baños se prepara para abordar nuevos retos lejos de Ourense. Desde la distancia verá, por tanto, si Baltar logra mantenerse como presidente de la Diputación. Él, por si acaso, ha sido el primero en abandonar el barco. Ya había huído del Concello de Ourense para formar tándem con Baltar.